tag:blogger.com,1999:blog-268121253357146172024-03-13T06:49:39.953-07:00Relatos de poderCuentos y opiniones que no quiero olvidar.Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.comBlogger17125tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-37481540763670647912019-12-26T05:08:00.002-08:002019-12-26T05:08:34.520-08:00Estrategias<title></title> <style type="text/css"> <!-- @page { margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } A:link { so-language: zxx } </style> <br />
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: small;">Miyamoto Mushashi miró al mensajero. Con un gesto le indicó que hablara luego de señalarle a su adversario el tablero del go. Era su turno.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
―<span style="font-size: small;">Su sobrino Saîto fue raptado ―dijo resoplando e inclinándose.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
―<span style="font-size: small;">¿Qué quieren? ―preguntó mirando nuevamente el juego, sin inmutarse.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
―<span style="font-size: small;">Que vaya a rescatarlo ―respondió en un susurro―. Quieren su vida por la de él.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
―<span style="font-size: small;">¿Cuándo y dónde? ―preguntó y crispó la mano en el puño del katana.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
―<span style="font-size: small;">Esta noche en el claro del bosque ―dijo, y se apartó un poco al ver el gesto del samuraî.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
―<span style="font-size: small;">Ve y diles que iré ―respondió soltando el arma.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: small;">El mensajero saludó y partió corriendo. </span><span style="font-size: small;"><i>Saîto atrapado por los ninjas</i></span><span style="font-size: small;">, pensó mirando a su oponente a quien saludó ceremoniosamente antes de levantarse. Caminó hasta la arena. Con el dedo dibujó un cuadriculado de siete por siete y puso dos guijarros blancos, uno en la esquina y otro más en la intersección que le seguía. Luego puso en cada cruce cuatro negros acorralándolos. Su adversario lo vio de lejos agachado, mirando el suelo. Él pensó un largo rato, de pronto sonrió y partió a paso calmado a prepararse.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: small;">La luna llena iluminaba el bosque. Mushashi caminó hasta ver a Saîto atado a un cerezo con las manos amarradas hacia atrás. Desenfundó el katana y miró con cuidado pero no pudo distinguir a ningún enemigo. Si trataba de desatarlo, debería guardar su arma y los matarían. Eso si podía acercársele sin ser antes rodeado.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: small;">Corrió hasta su sobrino y sin dudar le cortó la garganta, y armó la guardia delante de Saîto, quien se desangraba sostenido por sus ataduras. Los ninjas desconcertados salieron de su escondite y lo atacaron. Silbó el katana y Miyamoto le rebaño el cráneo a uno, con el mismo impulso giró y le abrió el vientre a otro, de donde cayeron humeantes los intestinos. Un tercero lo atacó de atrás; Miyamoto se arrodilló y girando le clavó el katana en el abdomen. Con un grito liberó el arma y cortó de abajo hacia arriba en un círculo letal a otro que saltó a su lado con el sable en alto. Se paró, limpió la sangre del katana sacudiéndolo, caminó por el bosque hasta estar seguro de estar solo y envainó de espaldas a un árbol, pidiéndole a los dioses que le hagan comprender a su hermana la muerte de su hijo. Caminó hasta el cerezo, desató el cadáver, lo envolvió con su capa y lo cargó emprendiendo el camino de regreso.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: small;">En la arena, bajo la luna, el tablero de siete por siete tenía dibujado otra retícula pegada a la anterior; cinco guijarros habían sido quitados y en lo que era ahora casi el centro quedaba uno, blanco.</span></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: small;">Mushasi dejó con cuidado el cuerpo de Saîto en el suelo. Tomó las piedras que yacían al lado del improvisado tablero de go. Cabizbajo las tiró una por una al estanque que le pareció una mancha de sangre negra, tan negra como la derramada en el bosque por el efecto de la luz de la luna, y pensó en el juego que había dejado pendiente; en aquel no podía agrandar el tablero.</span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
</div>
Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-21081675879026986332013-08-14T08:10:00.003-07:002013-08-14T08:20:32.028-07:00Nueva Chachapoya en la Revista "Axxón"Si bien fue publicado hace ya un tiempo, no lo actualicé en este blog (ni en otro)<br />
<br />
El cuento fue publicado aquí:<br />
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<a href="http://axxon.com.ar/rev/2012/02/nueva-chachapoya-gustavo-a-courault/">http://axxon.com.ar/rev/2012/02/nueva-chachapoya-gustavo-a-courault/</a><br />
<br />
<h2>
<b>Nueva Chachapoya</b></h2>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
Estados Unidos – Texas</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
</div>
<div class="tumbnail" style="background-color: #fafcfc; border: none; color: #333333; float: right; font-family: Verdana, Geneva, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 8pt; line-height: 23px; margin: 0px 0px 0px 15px; padding-bottom: 0px !important; padding-left: 0px !important; padding-right: 0px !important; padding-top: 0.3em; text-align: center; text-indent: 0em; width: 210px;">
<a href="http://axxon.com.ar/rev/227/cuento8ilus1.htm" style="color: #2e8fc6; font-weight: bold; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration: none;" target="_blank"><img alt="" src="http://axxon.com.ar/cf/img12/227cuento8ilus1ch.jpg" style="border: 1px solid rgb(153, 153, 153); float: left; height: auto; margin: 5px !important; max-width: 648px; padding: 0px !important; width: 200px !important;" title="clic para ampliar" width="200" /></a><br />
<div style="line-height: 18pt; margin-top: 2px; padding: 5px; text-indent: 0em;">
Ilustración: Pedro Belushi</div>
</div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
Bill Carrington terminó de redactar las últimas órdenes y se cercioró de que le llegaran a sus destinatarios en cada rincón del orbe. Se reclinó sobre el sillón de cuero negro y miró el atardecer desde el ventanal de su oficina del piso cincuenta. Él y su imperio tenían todo listo: tanto los búnker como los depósitos estratégicos de combustible, armas y oro. Y sobre todo habían terminado de elaborar el minucioso plan de “defensa preventiva” coordinado con el gobierno federal. Ambos se necesitaban, él a ellos para garantizar el uso de la fuerza, ellos a su compañía para alimentar la maquinaria de guerra en los tiempos por venir. Sí, señor, él era alguien muy decidido, justo lo que los Estados Unidos necesitan, se dijo con satisfacción.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
El dolor de su abdomen se hizo insoportable, sacándolo de sus cavilaciones y de su omnipotencia; por un momento fue sólo un hombre enfermo a quien la muerte visitaría en breve. Esa sensación de vulnerabilidad duró muy poco; irritado, tomó el celular y llamó al médico; su calva sudaba a pesar de que el aire acondicionado estaba al máximo.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Doctor, el analgésico no me ayuda, me duele igual que antes de tomarlo. —La cara era una mueca de rabia. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Justo ahora que logré hacerme de los negocios en Irán y que controlo Medio Oriente”</i>, masculló apretando el puño.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Señor Carrington, no hay nada más que hacer, debería internarse como le dije —contestó el médico con voz monocorde.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Mire, usted no entiende nada. No me voy a morir tan fácil, ¿comprende? —dijo golpeando el escritorio con el puño.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
El médico al otro lado de la línea esperó pacientemente a que el señor Carrington terminara de gritar; pagaba demasiado bien.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Después de cortar, Bill miró la ciudad que consumía el petróleo con avidez. Sonrió. ¿A cuántos había tenido que comprar en el Congreso? Qué importaba; cada centavo había sido muy bien invertido. Tomó el teléfono interno.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Shirley, llame a mi chofer.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Sí, señor Carring…</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill colgó con brusquedad antes de que Shirley terminara de hablar. Y eso que la había elegido no sólo por sus lindas piernas, sino también por su agradable voz. No esperó y bajó por el ascensor privado. Odió su imagen en el espejo, el cutis amarronado y la extrema delgadez le daban un aspecto cadavérico; de todos modos sacó pecho y se acomodó la ropa.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Al centro de criogenado, ya —dijo apenas subió a la limusina.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Al llegar bajó con dificultad, sin aceptar ayuda alguna, y caminó por el sendero de grava hasta una puerta de acero inoxidable. No respondió al saludo de los guardias armados. Ingresó su código y dejó que el sistema reconociera su retina. Entró satisfecho. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Si no puedo yo, ¿quién? Mi mausoleo no tiene soldados de terracota ni ríos de mercurio como el del emperador Qinshihuang, pero tiene toda la tecnología que el dinero puede comprar”</i>, pensó.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Buenas tardes, señor Carrington —dijo inquieto el jefe de operaciones al verlo llegar.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Buenas tardes, Tom, ¿cuánto falta para que esté todo listo? —Bill quiso sonreír pero el dolor deformó su gesto.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—De una a dos semanas, señor.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡No tengo dos semanas! ¡Tengo suerte si no me muero mañana! —explicó con los dientes apretados—. ¿Qué hacen usted y los idiotas que trabajan aquí? ¿Se dedican a robarme el dinero en lugar de trabajar? ¿No les dije que tenían que terminar antes de que me cague muriendo? —agitado, tuvo que sentarse a pesar suyo.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Se enjugó el sudor y volvió a sentirse tan ridículo y miserable como en el ascensor. Maldijo su suerte. Odiaba dar un espectáculo tan lamentable delante de sus empleados.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Mañana vuelvo y quiero tener mejores noticias, ¿está claro? —dijo por fin, levantándose.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Mientras lo veía irse, Tom pensaba: <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Mierda, me esperan varias noches sin dormir. Ojalá te mueras mañana como dijiste, viejo hijo de puta, así te meto el criogenado por el culo”</i>.<i style="margin: 0px; padding: 0px;"></i></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
Pero <i style="margin: 0px; padding: 0px;">el viejo</i> lo visitó e insultó muchas veces más antes de que lo congelaran justo antes de morir y sólo así pudo cobrar sus honorarios, tal como lo estipulaba estrictamente el contrato. Ya no le importaba si era rico, había perdido a su familia y algo de cordura en ese maldito trabajo, sin embargo posó gustoso para las cámaras de televisión frente al domo junto a la última y bella señora Carrington.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Recién fue sepultado William Carrington III, aquí, en su propio mausoleo de alta tecnología —decía la periodista delante del edificio metálico—. Los médicos no se ponen de acuerdo si este poderoso empresario y senador por Texas estaba realmente muerto cuando lo criogenaron. Ahora es tarde para cualquier verificación, porque con los medios actuales moriría con seguridad si se intentara descongelarlo. Este edificio —la cámara le hizo un primer plano al domo de acero—, que dispone de los más altos niveles de seguridad, está programado para poder abrirse cuando se encuentre una cura a la enfermedad y al problema del descongelamiento. ¿Acaso se tratará de una nueva forma de inmortalidad faraónica? —Se desató una lluvia repentina que dispersó tanto a deudos como a curiosos. La periodista desplegó su paraguas y esperó estoica a que finalizara la grabación bajo la tormenta. —Vamos —le dijo finalmente al camarógrafo—, ni siquiera quedó la viuda.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Tom había corrido hasta su flamante BMW y manejó solo, sin lograr interesar a la viuda Carrington para que lo acompañara hasta su solitaria casa en los suburbios. La lluvia torrencial hizo que entrara a ella con rapidez.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Sacó una botella de cerveza de la heladera y bebió con glotonería, encendió la televisión y se sentó en su sillón favorito. Sonrió satisfecho.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Las Vegas, allá voy! —exclamó exultante cuando recordó su cuenta bancaria, imaginando algunos excesos que iba a cometer en aquel lugar. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Me lo merezco”</i>, pensó casi relamiéndose.</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
El sillón de Bill Carrington fue rápidamente ocupado por su hijo Fred quien, como primera medida, llamó al Pentágono utilizando un teléfono satelital codificado.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—General, seguro que ya conoce la noticia.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Así es. ¿Fred, no es así? ¿Usted está a cargo ahora? —respondieron del otro lado de la línea.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Sólo velando por los intereses de mi padre, legalmente no ha muerto y como socio mayoritario debemos respetar su voluntad —respondió Fred, fingiendo pena.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Por supuesto, Fred, por supuesto.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Quiero que me asegure, tal como se le prometió a mi padre, que tendremos bajo nuestro control la costa atlántica de América del Sur y las cuencas petrolíferas de Venezuela en el transcurso de este año.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Ya desplegamos en Panamá las fuerzas terrestres y la Flota del Atlántico Sur está lista para cualquier contingencia, no voy a discutir nuestras tácticas con usted, como comprenderá —la voz del general se hizo dura— pero estamos dispuestos a hacer volar por los aires a Caracas, Brasilia, São Paulo y Buenos Aires si es necesario. Los tiempos de contemplaciones se terminaron.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Vamos a tener los mismos problemas que tuvimos en Medio Oriente? —preguntó con cierta sorna Fred Carrington.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Aprendimos, aprendimos —dijo el general y colgó.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Tom no vio a las poderosas lanchas de los Grupos Fluviales de la Marina de su país entrando por el Amazonas y el Orinoco, tampoco vio bombardear São Paulo ni a Caracas tomada a sangre y fuego ante la resistencia tenaz del Ejército Bolivariano. Se enteró del bombardeo preventivo a Buenos Aires una noche en la que llegó sobrio con una joven bailarina a su suite en un hotel en Las Vegas y por un momento encendió el televisor para ver qué pasaba en el mundo.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Estos terroristas están en todos lados —le dijo a su rubia acompañante.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Nuestros muchachos se ocuparán de ellos, deja que yo me ocupe de ti —le contestó ella, mientras le desabrochaba el cinturón y le guiñaba un ojo.</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
Nueva Chachapoya, Año 2258</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
Oscar Novarro miraba la planicie desde las colinas. El sol iluminaba el campo. La naturaleza había reclamado lo que era suyo y quedaba muy poco de las soberbias rutas y edificaciones que existían allí en el pasado. Oscar estaba orgulloso de poder expandir un poco más la influencia de su Zona Temporalmente Autónoma. Imaginaba el lugar donde estaría el galpón y los campos de cultivo del Tupambaé. Dibujó mentalmente las casas del poblado del Abambaé y calculó cómo fortificar cada punto de acceso. Había mucho por hacer. Sandra Molina le pasó los prismáticos y le señaló las lomas por las que huían seis vehículos artillados.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Me pregunto de dónde sacarán el combustible esos renegados —dijo ella.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No lo sé. Pero esta vez se arriesgaron al venir tan al sur —respondió Oscar. Estaba preocupado porque eran un obstáculo para la expansión. Los texanos eran agresivos y persistentes.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Era un hombre de baja estatura y extraños ojos amarillentos, bastante mayor que ella. Pero cuando Sandra lo veía enfundado en su traje mimético, no podía dejar de recordar aquella vez en que ella misma se lo había quitado. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Qué noche”</i>, evocó. Se relamió preguntándose si habría otras noches como esa en un futuro cercano.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Sigues usando ese uniforme, Oscar? ¿Cuánto hace que no hay batallas?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Lo dijo buscando una mirada cómplice, pero Oscar no se dio por enterado.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—La verdad es que hace varios años; pero usarlo me recuerda que no debemos descuidarnos y menos por estos lados —suspiró—. La última vez tuve mucha suerte de que no me mataran, me dejaron algo rengo nomás, je. Mira, allá se ven las ruinas de una ciudad, seguro que buscaban algo —señaló, dándole los prismáticos.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Ella sabía que quizás estuvieran buscando motores de combustión interna o generadores de electricidad, cualquier cosa que pudieran rapiñar, pero estaba más interesada en los relatos siempre emocionantes que Oscar dejaba caer de a poco, como para que sus interlocutores los saborearan.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Cuéntame, ¿qué sucedió?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Fue hace unos años, cuando llegamos al norte del Río Bravo, a lo que ahora denominamos Nueva Chachapoya. La gente estaba hambrienta y aún hablaban inglés. Trajimos alimentos, ropas y medicinas desde el Sur pero en un comienzo no los aceptaban; nos miraban torvos. Entre todos había un grupito muy tradicionalista, los que parecían ser los líderes. Esos no se acercaron nunca a nosotros.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Los viejos <i style="margin: 0px; padding: 0px;">texanos</i>?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Así se hacían llamar. Tenían un auto bastante bien conservado en el que habían pintado en el capó esa bandera en forma de “X” que tanto les gusta. Un día, uno de ellos, un tal John, comenzó a colaborar con nosotros y hasta llegamos a darle un celular y una computadora vestible sin acceso a la Red. Una noche recibo una llamada de John. Desesperado, me dice que sus viejos amigos lo tenían secuestrado en el baúl del auto y que lo llevaban al desierto “de paseo”.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Qué hiciste?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Fui a buscarlo. No me puse el traje mimético, no creía que fuera necesario. Oí el auto mucho antes de verlo con todas las luces apagadas. Cuando las encendieron, me di cuenta de que era una trampa y huí con el cuatriciclo hacia la oscuridad. No sabía que tenían un visor infrarrojo un tanto primitivo y una ballesta, así que habrán apuntaron al bulto de calor dándome en la pierna derecha. Me dejaron tirado y se fueron rugiendo, quemando lastimosamente el precioso combustible. Por suerte vino Pablo a rescatarme, si no hubiera muerto desangrado.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Sandra recordó sus dedos dibujando la cicatriz en el muslo de Oscar, pero aquella noche no era para hacer preguntas. Tampoco las hizo en esta ocasión.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Vas a buscar esos cacharros que viste con el satélite? —dijo, para cambiar de tema.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Haremos el intento, pero hay una gran zona sin cobertura y si ellos están allí, estamos a ciegas. —Oscar ajustó los prismáticos electrónicos hacia un punto brillante entre las ruinas—. Están en retirada pero no se van a rendir fácilmente —continuó—. Mira aquel domo metálico, mañana habrá que investigarlo.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Cómo sabemos que no tienen celdas de alto rendimiento?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Al menos estos no, tenían motores diesel.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Oscar, volvamos a Nueva Chachapoya, tienes mi apoyo como jefa del Consejo para ampliar el Tupambaé hacia esta zona, vino más gente del Sur y se necesitan nuevos recursos.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Subieron al todoterreno de combate y en unas horas llegaron al perímetro de la ciudad a la vera del río, luego de una larga curva flanqueada por castaños, manzanos y arces. Desde la altura y antes de seguir por el mismo camino se veían las casas construidas al costado de montículos y la colorida vegetación de sus amplios jardines.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
La tarde bucólica acariciaba los girasoles. Allá, en medio de una arboleda, se veía la central combinada que daba energía al poblado.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Hasta mañana —saludó Oscar, dejando a Sandra en la entrada de su casa.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Ella lo saludó con la mano y entró a su Abambaé, su espacio personal. Adelante había plantado naranjos y ciruelos y atrás pinos que perfumaban el ambiente. Como no le gustaban demasiado las verduras que venían del Tupambaé tenía su propia huerta. Las hojas de los árboles, las cáscaras de las naranjas y demás desperdicios le daban una modesta cantidad de gas orgánico y abundante compost. Con uno de los tantos grupos en la Red había puesto a punto un sistema para calentar agua con este gas y los intercambiadores de calor solares. La casa se mantenía fresca apoyada en el montículo de tierra y piedra. Se felicitó por haber construido las ventanas de arriba para permitir la salida del aire caliente. Era una buena tarde para hacer dulce de ciruelas, ya había trabajado demasiado para el Tupambaé.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Oscar la había visto caminar despacio hacia el cerco de piedras y volvió a admirarla.<i style="margin: 0px; padding: 0px;">“¿No me vas a invitar a entrar? Seguro que andas con otro…”</i>. En vano esperó que se detuviera y se diera vuelta; tuvo que partir silencioso.</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
Apenas salía el sol cuando Oscar y su hijo Miguel marcharon hacia las ruinas de la ciudad. Cautelosos, exploraron los edificios cubiertos de vegetación por las calles llenas de chatarra y mugre. Las anchas avenidas tenían árboles creciendo de sus grietas y las raíces habían destrozado el cemento, otros crecían atravesando el techo de algunas casas. Los edificios altos que habían sobrevivido eran sólo esqueletos de metal y cemento cubiertos de enredaderas.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Vamos al domo de acero que vi ayer: allá está —dijo Oscar, señalando a la distancia.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Es necesario que traigas el arma? No hay nadie.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Oscar lo miró, en silencio preparó su pistola automática y miró una vez más si tenía un cargador de repuesto. Luego avanzó hacia el edificio de metal inoxidable detrás de Miguel que se iba abriendo paso entre los arbustos, pisando los yuyos altos y quebrando con la mano las ramas que impedían el paso hasta llegar a una plataforma más o menos limpia con un tablero metálico.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Miguel limpió de hojas y ramas lo que era el panel de acceso. El dispositivo respondió examinando su retina para luego negarle el acceso encendiendo una luz roja. Sonrió, esos pequeños desafíos lo divertían. El panel metálico estaba sellado. Miguel usó una sierra portátil para cortar la tapa y dejar al descubierto la electrónica.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Padre, mira, es un algoritmo fractal de hace unos doscientos años —dijo, mientras violaba la seguridad y se abría la puerta.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Oscar entró sigiloso apoyando su mano en la cartuchera. La alarma ensordecedora le hizo desenfundar y examinar el lugar apuntando con el arma.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Je!, ya está —dijo Miguel, apagándola para ir atrás de Oscar.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Se encendieron las luces e iluminaron un cilindro que lentamente adoptó la posición horizontal.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Un termo de criogenado —dedujo Miguel—. ¿Tendrá a alguien vivo adentro?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Un monitor se encendió y en letras ambarinas se leía:</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<i style="margin: 0px; padding: 0px;">I am William Carrington III. I am in suspend-life mode now. I will pay big money if you help me with the reanimation and health process. Thank you.</i></div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Y en un recuadro se veían tres opciones:</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<i style="margin: 0px; padding: 0px;">I don’t know anything about reanimation process – Call for help.</i></div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
I know about reanimation process – Start it.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Stop all the processes.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Ya sabemos quién es, abrámoslo —se apuró Miguel</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No, vayamos al Consejo y decidamos allí entre todos… —Oscar hizo un gesto de silencio.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Había escuchado el inconfundible sonido de un motor a explosión, se puso el casco y activó el uniforme mimético antes de salir. Vio una camioneta reformada con algunas ametralladoras asomando sobre el techo. Apuntó con la mira láser al radiador y disparó varias veces. El vehículo se detuvo en una nube de vapor, salieron dos milicianos y se encaminaron hacia donde estaba Oscar, uno de ellos portaba un lanzallamas hecho con un matafuego. Oscar se quedó inmóvil detrás de los escombros de una pared, mimetizado.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Te voy a achicharrar, nos baleaste el auto! —gritaba el del lanzallamas, barriendo con el líquido encendido todo lo que tenía por delante—. ¡No te vas a escapar! ¡Vi desde dónde tiraste!</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Miguel, ¿dónde estás? —dijo Oscar en voz muy baja por la radio.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Estoy entrando con el todoterreno al domo, ¡ven ya!</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Oscar corrió agazapado, apenas visible. Cuando estuvo a resguardo, Miguel cerró la puerta acorazada detrás de él.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Por qué le tiraste al auto? —gritó.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Venían directamente para el edificio. Estoy seguro que nos vigilaban cuando lo abrimos.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Llama para que los dispersen y nos rescaten, además hay que decidir qué hacer con el señor criogenado.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Quién habrá sido él? —Oscar miró el termo mientras discaba.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Uno de los culpables de la crisis del siglo XXI, según la información en los discos del cluster.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Que aún funciona luego de doscientos años. Me impresiona.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Voy a copiar toda la información a la Red —Miguel castigaba su extraño teclado. Algo encorvado y de cabello desordenado, contrastaba con la actitud alerta de Oscar que caminaba a grandes pasos mientras hablaba.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Vienen en unas horas, podemos descansar.</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
Miguel abrió la puerta y entraron el médico-chamán Pablo Nogales, Sandra y dos guardias armados.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Qué pasó con los <i style="margin: 0px; padding: 0px;">texanos</i>? —preguntó Oscar apenas los vio.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No estaban, se arriesgaron a huir con el auto dañado —replicó Sandra. Y agregó, ahora dirigiéndose a todos:</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Pablo convenció al Consejo de reanimar a William Carrington III, él se hará cargo del proceso y ustedes le darán el apoyo necesario, estamos seguros de que podemos aprender mucho.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Pablo, el médico-chamán se ajustó la chaqueta azul. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Me parece que estoy más gordo”</i>, pensó. Caminó pausadamente hacia el recipiente del criogenado, miró el monitor con las instrucciones y sin dudar presionó en <i style="margin: 0px; padding: 0px;">I know about reanimation process – Start it. </i>Vio congelarse el vaso Dewar con la humedad ambiente al evaporarse el nitrógeno líquido.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Luego de la primera fase de la reanimación le aplicó los nanobots color verde directamente a la carótida del cuerpo que volvía lentamente a la vida.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Nervioso, se secó las manos en el pantalón. Los rayos T mostraban cómo eran destruidas las células enfermas una por una. El hombre estaba curado.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Carrington despertó por un momento y reconoció el lugar. Vio unas luces lejanas y un dolor lacerante recorrió todo su cuerpo: para él, solo había pasado un segundo y se preguntó qué había fallado. En su campo visual entró una cara morena de ojos curiosos. Luego se volvió a dormir profundamente.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Pablo estaba orgulloso de haber sido elegido por el Consejo para el trabajo. Seguramente habían pesado su conocimiento del inglés y de la medicina. Pensaba en la altura intelectual de Sandra: como excelente médica-chamán podría haber hecho ella misma la reanimación y cura del señor William Carrington. Ella se le aproximó por detrás y observó la pantalla del verificador que sostenía. Pablo la ignoró; le molestaba que miraran por encima de su hombro. Además, temía que notara el esfuerzo que tenía que hacer para mirarla a la cara; estaba usando un buen escote.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Cómo está reaccionando? —preguntó por fin.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Muy bien, en unas dos horas estará conciente.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Quiero todos los detalles. ¿Cómo vas a comunicarte con él? —Sandra alzaba el tono para realzar su autoridad.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—En principio, por escrito y en inglés.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Gracias, nos vemos —dijo Sandra para romper un silencio que se había tornado embarazoso y se fue. Pablo suspiró aliviado. Se dio vuelta para mirarla apenas sintió el sonido de sus tacos yéndose. La voz de Oscar lo sobresaltó:</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Los ojos se te salen de las órbitas —bromeó desde un escritorio donde ahora descansaba el arma.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Le queda bien el pantalón, ¿no? —respondió él, incómodo. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Y tú la conoces sin nada de ropa”</i>, masculló con envidia.</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
Carrington abrió los ojos y se palpó el cuerpo. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">¡I’m alive!, ¡I’m alive!</i>, el corazón le golpeaba el pecho por la excitación y la alegría. Cuando pudo enfocar bien leyó la pizarra electrónica sostenida por Pablo. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">How are you?</i>, leyó<i style="margin: 0px; padding: 0px;">.</i></div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Fine, I’m fine. Thank you! —respondió con una sonrisa.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Pablo escribió: <i style="margin: 0px; padding: 0px;">Nobody speak English here, you must learn Spanish.</i></div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Oh! Español… sé un poquito —respondió con un acento horrible pero haciéndose entender.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Sabe en qué año estamos? —preguntó Pablo, pausando las palabras.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No, <i style="margin: 0px; padding: 0px;">not idea</i>.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Es el año 2258 —escribió en la pizarra <i style="margin: 0px; padding: 0px;">2258</i> bien grande.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Me llamo Bill, ¿y usted? —Extendió la mano dubitativo hacia Pablo, estudiando su rostro.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Pablo, mucho gusto Bill.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Nice to meet you, Pablo.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Con un gesto, le indicó que le ayudara a salir del tanque. Pablo le dio un poco de ropa para que se vistiera: un ambo color verde y calzado. Bill guardó silencio mirando la punta de sus pies enfundados en extrañas zapatillas nuevas y se preguntó qué otras cosas podían haber cambiado tanto.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Pablo lo hizo sentar en una silla de plástico un poco resquebrajada y examinó sus signos vitales. Encontró anemia, debilidad, extremada delgadez y consternación. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Es comprensible”</i>, pensó. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Una mañana este hombre cerró los ojos a un pasado que desapareció para siempre”</i>.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Sandra y Oscar se le acercaron, mientras Bill miraba el ir y venir de Miguel y a los guardias apostados en la entrada.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Quién es el jefe? —preguntó Bill.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—La jefa soy yo, Sandra Molina —dijo ella, mirándolo fijamente con sus pequeños ojos redondos y negros.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Nice to meet you, Sandra, soy William Carrington y debemos hablar de negocios —sonrió, mostrando sus dientes de hombre muy rico.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Qué negocios?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—La paga por sus servicios, of course, ¿ellos son sus empleados? —dijo señalando al resto.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No, somos socios y miembros del Consejo local.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Sabe, yo era senador por Texas, ¿eso tiene algún valor ahora?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Ninguno, señor Carrington.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Bill, por favor ¿puedo llamarla Sandra?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Por supuesto. Ya conoce a Pablo Nogales pero no a Oscar Novarro. —Sandra hizo señas para que se saludaran.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Mucho gusto, Bill —Oscar le dio la mano con firmeza.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Nice to meet you, Oscar.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Ahora descanse y después hablamos de la paga. ¿Puede ir a vivir a mi casa? —le preguntó Pablo a Sandra—. Así puedo controlar su recuperación.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Sí, claro, y en cuanto nuestros servicios, Bill, quizás se sorprenda de lo que pediremos por ellos — indicó Sandra.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Valen los dólares americanos? —insistió Bill.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No, los Estados Unidos no existen más —respondió Oscar quien estaba parado con los brazos cruzados.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Entonces deberán aceptar oro —dijo, recostándose en la silla como negociando.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Se miraron entre los tres y se alejaron, dejándolo solo.</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
Pablo llevó a Bill a Nueva Chachapoya en su todoterreno. Las ocho ruedas con motores independientes se adaptaban al suelo; Bill observó la ciudad, sus construcciones de media altura y de calles amplias. Dieron una gran curva por un sendero de grava rodeado de álamos.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Entraron a un galpón; Pablo estacionó el todoterreno y se bajó. Bill se demoró en seguirlo para examinar cuidadosamente el lugar. Una decena de vehículos iguales miraba a Bill, que buscaba con la vista las llaves de encendido, alarma o bloqueo. En el galpón además de los todoterreno había muchos otros tipos de vehículos, máquinas de labranza y herramientas. Pablo no cerró puerta alguna al salir. Bill sintió que Pablo lo tomaba del brazo para guiarlo hacia las casas individuales pasando por un camino en medio del sembrado. El sol caía sobre el horizonte. A lo lejos se encendieron una a una las luces de la ciudad.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿No cierras con llave? —le dijo en su acento cerrado.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Llave?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Para que no entren a robar.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No, Bill; no robarán el Tupambaé.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—What?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—El Tupambaé, es largo de explicar.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill apretó los dientes y sacudió la cabeza. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Very strange”</i>, pensó.</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
En el domo de acero se redoblaba la seguridad con un pequeño ejército que portaba armas largas y trajes miméticos antibalas.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Oscar y Miguel revisaban la información encriptada de los discos rígidos, clasificándola y enviándola al sur, hacia la Metrópolis. Entonces Miguel se paró señalando al monitor y exclamó:</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Oscar! ¡Papá! Encontré algo importante.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Tradúcelo —Oscar entrecerró los ojos mirando el texto—, no entiendo tan bien el inglés como tú.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Básicamente es un plan para que sobreviva el imperio Carrington a toda costa —comenzó diciendo Miguel—. Si fallaba el plan de defensa preventiva —al que se denomina PDP y que es tomar por medios militares todos los recursos naturales necesarios para que los EE.UU. mantengan su primacía—, los ejecutivos de las Industrias Carrington debían replegarse con un grupo de <i style="margin: 0px; padding: 0px;">patriotas o texanos</i> a puntos estratégicos desde donde resistir y luego expandirse. Este archivo describe con detalle la logística y administración de los recursos que la compañía dispuso para eso. Muestra cómo ocultar lo que denominan<i style="margin: 0px; padding: 0px;">Enclaves Libres,</i> militarizados e independientes entre sí, que contarían con un gobernador de poder casi absoluto.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Preveían la crisis por la falta de petróleo —opinó Sandra.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No pudo congelar a su imperio, así que dejó las instrucciones para que sobreviviera —agregó Oscar— ¿Dónde están localizados esos <i style="margin: 0px; padding: 0px;">Enclaves</i>?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No los encuentro.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Entonces —farfulló Oscar peinándose con la mano su corto cabello— hay que vigilar de cerca a nuestro visitante del pasado.</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
—¿Qué es eso de Tupambaé y Abambaé? —le preguntó Bill a Pablo durante el desayuno, unos días después.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—En el siglo XVI los jesuitas, que eran religiosos católicos, comenzaron a evangelizar a los indios guaraníes en América del Sur. Conocían la cultura inca, que dividía el trabajo y la tierra en dos: una parte privada y una colectiva, de esa manera creyeron que podían equilibrar el genuino deseo de posesión de la tierra y del espacio personal con el trabajo por el bien común. Llamaron al espacio privado Abambaé o “tierra del hombre” y al compartido, Tupambaé o “tierra de Dios”.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Por qué Nueva Chachapoya se divide así? ¿Son jesuitas ustedes?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Pablo soltó una carcajada.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No, no —dijo por fin calmándose—, nos organizamos así después que los Estados Unidos desarticularan a todos los países de América del Sur para capturar petróleo, agua y cualquier otro recurso natural que les interesase. Así repartimos responsabilidades en un mundo que había quedado sin reglas ni estado. A estos territorios los denominamos Zonas Temporalmente Autónomas; Nueva Chachapoya es una.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Por qué se denomina Nueva Chachapoya? ¡Esto es Texas!</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Para sentirnos mejor aquí, tan lejos: Chachapoya es el lugar donde nacieron algunos de nuestros ancestros allá en el Sur. Texas ya no existe, la división política y las fronteras desaparecieron cuando toda la maquinaria militar se quedó varada y desperdigada en todo el continente sin combustible. Sin agua ni comida, casi todos los habitantes de las grandes ciudades murieron, los sobrevivientes se armaron y se mataron entre sí.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Y toda la tecnología que tienen? —Bill señaló las computadoras— ¿de dónde salió?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—En aquel momento, para hacer funcionar las cosas, nos apoyamos en la información que teníamos al alcance de la mano, y esa era la información de la cultura libre. Descubrimos que sin las trabas comerciales y sin patentes todos podíamos contribuir con algo y de esa forma se aceleró el desarrollo. Había enorme cantidad de chatarra tecnológica y la aprovechamos.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Imposible. ¿Por qué alguien compartiría lo que sabe sin recompensa? —Bill rió entre dientes—. ¡Sin paga! —abrió los ojos escandalizado—. Yo nunca trabajé gratis, mi tiempo valía <i style="margin: 0px; padding: 0px;">much money, ok?</i></div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—La recompensa es el prestigio. Mi prestigio hace que me requieran y eso me hace ganar créditos que luego canjeo por lo que me gusta o necesito del Tupambaé.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Y si yo quiero uno de esos vehículos, un todoterreno?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No insistas, el Consejo decidió que no te lo darán. —Pablo se levantó de la mesa— Debo revisarte e inyectarte nuevos nanobots, luego te llevaré a tu tecnomausoleo. Es eso lo que querías ayer, ¿no? A eso sí accedieron.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill se subió a la camilla y miró socarronamente a Pablo.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Sales con Sandra? —preguntó estudiando detenidamente las reacciones del médico-chamán.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Algunas veces —contestó él, sonriente.</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
Bill esperó a estar solo en uno de las oficinas más privadas de su domo. Controló los accesos a los archivos del sistema: tal como lo esperaba habían sido leídos, desencriptados y copiados uno por uno. Mirando cada tanto sobre su hombro, accedió a la carpeta con fotos de los edificios de la empresa y de los empleados del mes. Sonrió mientras copiaba en un cuaderno los mapas encerrados en las inocentes imágenes. Caminó hasta la entrada del domo. En las sierras quiso ver un brillo.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Tuvo que esperar hasta el otro día para completar su plan, seguro de que funcionaría porque era evidente que Pablo y Sandra pasaban las noches juntos. Lo único que necesitaba ahora era un vehículo y se lo habían negado, debería hacerse de uno. No muy paciente, esperó la noche.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
La luna menguante se alzaba en medio del cielo cuando Pablo llegó a la casa de Sandra. Bajó de su todoterreno y golpeó la puerta, nervioso. Entró y cerró la puerta tras de sí. Bill observaba la escena escondido tras unos arbustos. Podía imaginar miradas y abrazos urgentes. Corrió hacia el vehículo y lo encendió. Manejó hasta el galpón del Tupambaé y buscó el agua y los alimentos que había guardado. Huyó de Nueva Chachapoya a la máxima velocidad que le permitía el modo furtivo.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Llegó a la noche siguiente a los murallones derrumbados de un viejo fuerte.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Mañana —se dijo a sí mismo— barreré a esos comunistas de la faz de la Tierra.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Miró a las estrellas. Sintió que Dios lo bendecía y se durmió profundamente.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Lo despertó una luz cegadora sobre el rostro.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Qué haces aquí, piojoso?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill trató de tapar la luz y sintió la primera patada en las costillas.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—No, no, por favor —rogó mientras lo levantaban con prepotencia tomándolo de la ropa.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Lo revisaron, vaciándole los bolsillos. Eran varios hombres; vestían uniformes desteñidos, incompletos.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Cómo nos encontraste? —le preguntó el que parecía estar al mando—. Estás bastante lejos de las Zonas.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill vio que examinaba el cuaderno que le habían quitado, donde llevaba dibujado el mapa.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Sabía que podían estar donde escondí combustible hace tiempo —contestó, dolorido.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Combustible? Ja, ¡no pareces tan viejo! —rió el soldado, dándole un rodillazo en el vientre.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill cayó de bruces y lo dejaron tirado allí mientras inspeccionaban a fondo su vehículo todoterreno. A cada queja o movimiento, recibía un culatazo. Cuando terminaron, le ataron las manos a la parte de atrás del vehículo y se pusieron en marcha.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Después de andar unos cuantos kilómetros, entraron a un poblado de casas bajas. Los soldados se abrían paso entre gente escuálida, pobremente vestida. El de mayor rango conducía el todoterreno capturado llevando a la rastra a su prisionero atado de manos. Bill trastabillaba, apenas podía mantener el paso.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Maldito piojoso! —le gritó una mujer sin dientes, y le arrojó una lata oxidada.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Les abrieron un gran portón y entraron en el patio de lo que había sido una prisión.<i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Una de las Prisiones de Frontera”</i>, pensó Bill, y se estremeció al ver el deterioro general. Frente al edificio principal, y con mucha pompa, elevaban una bandera de trece barras rojas y blancas y dos estrellas en un rectángulo azul.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
La celda era pequeña y húmeda. Desnudo, Bill tiritaba en una esquina. Cuando fueron por él supo que era para interrogarlo. En vano se prendió de los barrotes. Lo llevaron a la rastra hasta una habitación donde había una vieja batea llena de agua sucia, un aparejo colgado de los tirantes y una morsa, entre otras cosas. Lo ataron a lo largo de una tabla de madera algo astillada boca abajo con los brazos pegados al cuerpo. Con parsimonia apoyaron la tabla con Carrington amarrado sobre ella al borde de la batea. Bill vio angustiado el agua muy cerca de su cara y lanzó un gemido.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Cómo nos encontraste? —preguntó el oficial.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Ya le dije! —Bill se sacudía. —Sabía que podían estar cerca del combustible escondido.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Mientes! —con un gesto dio la orden para que lo sumergieran. Toda resistencia fue inútil: la tabla lo mantenía inmovilizado. Cuando creyó que se ahogaría, lo sacaron a la superficie.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Y? ¿Cómo nos encontraste?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill no podía hablar, tosía. Se debatió, impotente. El oficial hizo otro gesto y volvieron a meterlo bajo el agua. Quiso mover las piernas pero estaban fuertemente amarradas. Levantó y giró la cabeza tratando de gritar, perdiendo todo el aire.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Dime cómo nos encontraste, hijo de puta! —Bill apenas podía escucharlo gritar. —Aquí hay otros puntos marcados, ¿qué significan?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—O… tros lugares con com… bustible…</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Mentira!</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Lo sumergieron una vez más. Pero esta vez tomó mucho aire y trató de resistir sin moverse. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“Hijos de puta, hijos de mil putas, me las van a pagar”</i>, pensaba. Los segundos eran eternos. <i style="margin: 0px; padding: 0px;">“No me van a vencer tan fácil, ¡no a mí!”. </i>Apretó los ojos con fuerza, borrando el momento, el ahogo, a esos imbéciles. Cuando lo sacaron del agua escuchó que alguien decía:</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Sargento Stone, déjeme con el prisionero.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill hizo un esfuerzo para mirar hacia el sitio del que procedía la orden y vio a un hombre alto, atildado y enérgico.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Lo desataron de la tabla y lo sentaron en un banquito de madera; notó que en el piso había manchas de sangre, algunas antiguas, otras recientes, y se estremeció.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Señor Carrington, soy el mayor Shepard —dijo el hombre alto.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Cómo sabe mi nombre, mayor Shepard?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Leímos la documentación que trajo; pero aquí las preguntas las hacemos nosotros y usted se niega a contestar —lo dijo como si eso le pesara más a él que a Bill.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Digo la verdad —respondió Bill levantando un poco su cabeza calva. —Sólo la verdad.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
El mayor se acomodó la gorra y miró al sargento, luego tomó a Bill Carrington del mentón y le hizo dar una mirada en derredor, deteniéndose en algunas pinzas, la morsa, el aparejo.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Recién empezamos, Bill. —La sonrisa de Shepard le cortó la respiración. —Yo que usted, en adelante cooperaría mucho más.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Lo devolvieron a su celda algunos minutos después. Bill trató de dormir, se dijo que lo necesitaría. El sol entraba por una abertura triangular en lo alto.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Ahora no lo despertaba la linterna sino el sol que entraba por la pequeña ventana. Instintivamente se acurrucó en el rincón.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Levántese, señor Carrington —el mayor Shepard, que estaba sentado frente a la celda. Le alcanzó ropa limpia—. Perdone a los muchachos, sólo hacen su trabajo —abrió la puerta de la celda—. Si quiere darse un buen baño y cambiarse, le muestro dónde hacerlo.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill lo miró aún acurrucado, preguntándose dónde estaba la trampa.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Va a tener que disculparnos —Shepard bajó la mirada—, pero teníamos que saber si realmente era usted.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill se atrevió a respirar y prestó atención.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Cuando esos piojosos abrieron el domo —Shepard permanecía con la mirada baja— no nos imaginamos que habían sido capaces de reanimarlo y curarlo. Y luego usted apareció con la ropa que usan ellos y en uno de esos vehículos. Imagínese, estuvimos varias generaciones vigilando que el domo no sufriera daños…</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill se había puesto de pie y lo miraba fijo, con los puños cerrados.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Imbéciles! ¡Pedazos de mierda! ¿Por qué no me reanimaron ustedes? ¿No estaban para eso?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Imposible, se nos acaban los recursos y no sabíamos cómo abrir el domo. El gobernador le pidió una cita para cuando usted esté listo, señor. —Shepard hizo la venia.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill se afeitó con placer luego de un reparador baño de agua caliente. Caminó a grandes pasos hasta su propia oficina, vestido con un uniforme impecable.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Revisó el enorme escritorio donde, en uno de los cajones, dormía una vieja pistola y una vez más se recostó en su sillón de cuero. Tocaron la puerta.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Pase! —<i style="margin: 0px; padding: 0px;">“¿Dónde está mi secretaria?”.</i></div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Vio entrar al mayor Shepard acompañado por el gobernador, un hombre corpulento y de ojos vivaces.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Señor Carrington —el gobernador sudaba nervioso—, esperamos mucho tiempo este momento, soy el gobernador de este Enclave Libre al que denominamos Nueva Texas, me llamo Jim Carrington y usted sería el tío de uno de mis antepasados.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Veo —Bill sonrió, satisfecho y relajado— que siguieron al pie de la letra las instrucciones.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Tenemos a Carrington Oil Co. bajo control y también a los dos estados que conforman la Unión —dijo más tranquilo Jim.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Tenemos? —Bill miró fijo a Shepard y a Jim— La compañía es mía, ¿queda claro? ¡Mía!</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Señor Carrington —dijo Shepard con la misma mirada helada de antes—, durante este tiempo las cosas cambiaron un poco, como pudo ver. Ahora los activos de la empresa están en manos de los gobernadores, de nuestro cuerpo militar y, por supuesto, suyas. Fue necesario para tomar decisiones difíciles en el pasado.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill lo observó mientras hablaba sentado de costado en el escritorio. No se dibujó ni una sola emoción en la cara del mayor quien quedó mirando a la pared, un poco ausente, cuando terminó de hablar.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—De acuerdo, de acuerdo —dijo Carrington en voz baja—, son detalles que veremos luego.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿Se cercioró de que no lo siguieran? —Shepard miraba nuevamente a Bill.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Salí de noche con el todoterreno en modo furtivo y con las luces apagadas, luego durante el día me detuve en lugares elevados y busqué nubes de polvo o alguna otra señal sin ver nada.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Jim, debería poner al tanto al señor Carrington de la situación —Shepard hablaba desde la entrada de la oficina—. Voy a poner en posición a las tropas por si lo siguieron.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Dígame, Jim —Bill se miraba las uñas— ¿cómo es que llegaron estos comunistas tan cerca de Nueva Texas?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Bueno… —Jim se aclaró la voz— somos el último baluarte de la libertad y de la libre empresa —alzó la voz algo enfervorizado—, ¡vamos a prevalecer y luego nos expandiremos! Pero ahora, eso sí, por ahora, ellos tienen el control desde América del Sur hasta los Grandes Lagos. Nuestros <i style="margin: 0px; padding: 0px;">freedom figthers</i> fueron derrotados por su diabólica tecnología. Pero hicimos todo lo que teníamos a nuestro alcance, se lo aseguro —se secó la frente con un pañuelo—, tal es así que cuando capturábamos alguno de esos piojosos o a un traidor lo llevábamos a “reeducar”, usted ya sabe… sin piedad. Pero luego se nos acabaron los recursos para mantener esos campos de reacondicionamiento social, así que les echamos napalm, al campo y a ellos —empezó a agitar los puños—. ¡Sí, señor! ¡Que se quemen en el infierno!</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Pero Jim, ¿qué hicieron con todos las armas que había? Dejé tanques, aviones de combate y de transporte… ¡Y fusiles!</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Consumen enormes cantidades de combustible. Además, se necesitan pilotos para los aviones y conductores entrenados para los tanques, así que se fueron oxidando. Los fusiles se volvieron ineficaces frente a sus trajes blindados, excepto a corta distancia. Descubrieron cómo cegarnos el GPS y nos capturaron toda la red de satélites espía. Sin Fuerza Aérea las bombas inteligentes quedaron sin uso, y sin GPS los misiles estratégicos, inutilizables.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill miró de pies cabeza a Jim.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—<i style="margin: 0px; padding: 0px;">God bless America!</i> —dijeron casi a coro con lentitud.</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
<div class="pri" style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 0em;">
En el Enclave Libre la luna menguante apenas iluminaba los caminos polvorientos cuando Bill sintió los disparos. Rápidamente se encendieron fogatas en todo el perímetro y los soldados se parapetaron apuntando a la oscuridad. A la luz de las llamas se veían algunos reflejos de los todoterreno en modo furtivo. El impacto de las balas dejaba ver a los vehículos un momento, antes de que quedaran atrapadas en el blindaje. Nada ni nadie pudo evitar que entraran, ni aún los pocos misiles tierra-tierra que les dispararon. Bill corrió sin vestirse hasta su oficina para buscar el arma y se acurrucó tras el escritorio, sin atreverse a salir.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
En sus trajes miméticos, fantasmales, un escuadrón de la Zona entró al edificio principal volando la puerta. El mayor Shepard y otros esperaban escondidos tras un muro de defensa. Esperó a escuchar a los intrusos corriendo.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Disparen con todo lo que tengan! —ordenó.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Las balas surcaban el aire y el atronador sonido de los disparos resonaba en las paredes de cemento. Algunos gritos y las manchas de sangre en el suelo lo hicieron envalentonar y él mismo disparó con su vieja M-16. Con espanto vio granadas de gas que caían dentro de su refugio. Intentó no respirar quedándose inmóvil tras la defensa, pero ya era tarde. El poderoso gas penetró por sus ojos y Shepard murió entre convulsiones, ahogado por su propio vómito.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Desactiven traje mimético! —ordenó por radio el jefe del escuadrón que entró por fin a la oficina de Bill Carrington, haciendo volar en astillas la puerta de madera.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Bill esperaba tras el escritorio en paños menores y apuntando con la pistola sin balas. Rápidamente lo rodearon y lo redujeron. El jefe se quitó el casco, luego la máscara de gas.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Oscar… eres tú —Bill se sentó, crispado—. ¿Cómo… cómo me encontraste?</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Sacó un dispositivo que mostraba un mapa con un punto titilante y lo apuntó hacia Bill.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¿No te has dado cuenta todavía? —Oscar miraba con curiosidad el estupor de Bill—. Lo último que te inyectó Pablo en el brazo no fueron nanobots, sino un emisor de radio de largo alcance. —Le indicó a su hombre—: Vístanlo y llévenlo, ya casi sale el sol.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
Al salir esposado del edificio, Bill vio que la alborada revelaba a los heridos, a los muertos, y a los prisioneros rindiendo sus armas. Cabizbajo, observó cómo subían a Jim Carrington a un todoterreno, mientras la bandera con dos estrellas descendía del mástil. Oscar pasó a su lado y le dio una palmada en el hombro.</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—Gracias por el mapa —le dijo, mostrándole el cuaderno. Bill lo contempló y escupió el suelo lleno de ira, mientras Oscar se trepaba a la parte de atrás de uno de los vehículos y les gritaba a sus hombres:</div>
<div style="background-color: #fafcfc; color: #333333; font-size: 18px; line-height: 23px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
—¡Muchachos! ¡A borrar la última estrella!</div>
<div class="bl" style="background-color: #fafcfc; color: white; font-size: 4px; line-height: 4px; margin-top: 5px; padding: 0px; text-align: justify; text-indent: 2em;">
<br /></div>
Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-11699380092251860082011-07-07T06:06:00.000-07:002011-07-07T06:06:11.392-07:00hWord en la Universidad Complutense de MadridUn cuento que hace referencia a las licencias y a la obsesión de nosotros los que escribimos.<div>El cuento lo publiqué en este blog, para quien quiera verlo en Axxón, le dejo el vínculo:</div><div><br />
</div><div><a href="http://axxon.com.ar/noticias/2010/02/cuento-hword-gustavo-courault-en-axxon-204/">http://axxon.com.ar/noticias/2010/02/cuento-hword-gustavo-courault-en-axxon-204/</a></div><div><br />
</div><div>Tiene una hermosa ilustración de Silvia Angiola.</div><div><br />
</div><div>Para quienes quieran ver la revista actual de ciencia ficción (la número 3) es ésta:</div><div><br />
</div><div><a href="http://www.ucm.es/BUCM/revcul/sci-fdi/">http://www.ucm.es/BUCM/revcul/sci-fdi/</a></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-55203542613262096522010-11-10T08:29:00.000-08:002010-11-10T08:32:22.167-08:00Cuento "Ella" en la revista AxxónLa revista Axxón tuvo a bien publicarme un cuento.<br />Lo pueden leer en la revista: <a href="http://axxon.com.ar/rev/?p=2602">http://axxon.com.ar/rev/?p=2602</a>, tiene una hermosa ilustración.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Ella</span><br /><p class="pri">La llovizna mojaba los troncos de los árboles. El lodazal que formaba la nieve derretida le dificultaba la caminata y las ramas parecían impedirle el paso. Rouch caminó entre las ramas tras las cuales estaba la boca de la cueva, oculta a su vez por grandes peñascos.</p> <p>Había usado el escondite muchas veces, pero nunca durante el crudo invierno, sino cuando el sol era más cálido y la primavera llenaba de dulces aromas el prado que estaba más allá de la colina.</p> <p>La humedad y el frío atravesaban el paño de su viejo abrigo y ya casi no sentía los pies a pesar de las botas de cuero y los dos pares de medias de abrigada lana.</p> <p>Juntó las manos, sopló entre ellas para calentarlas y entró al escondite.</p> <p>Se quitó el sombrero mojado, dejó el morral en una piedra con forma de mesa y con los dedos se limpió la mezcla de agua y sudor de sus ojos enrojecidos.</p> <p>Agradeció a los trasgos del bosque haber llegado justo antes de que cayera el sol. Le quedaba buscar algunas ramas secas para hacer el fuego, y pasar la noche a resguardo de los lobos.</p> <p>Antes se sentó en el suelo rocoso y retomó el aliento. Venciendo la pereza, volvió a salir para buscar ramas lo más secas posibles y algo de yesca que obtuvo de la pulpa descompuesta de los troncos caídos. La luz del sol amortiguada por las espesas nubes disminuía rápidamente, así que se apresuró a regresar al refugio.</p> <p>Seleccionó un recodo del lugar con algunas salientes, que lucía confortable. Encendió la yesca con el pedernal y sopló con cuidado, hasta obtener una pequeña fogata. Con maestría apiló leña y sonrió al ver que el fuego crecía ávido.</p> <p>El humo lo hizo toser, pero era un precio pequeño a pagar por la luz, el calor y la seguridad. Apenas obtuvo llamas aceptables, se quitó la ropa y la puso a secar colgándola de las salientes rocosas.</p> <p>Con cuidado examinó el lugar en busca de alimañas y sólo luego de liquidarlas una por una pudo sentarse a descansar. El agradable calor del fuego hizo que se relajara, debía mantenerse despierto y esperar a la medianoche. A la hora de los lobos tenía que hablar con aquel ser que según la bruja del pueblo vivía en el más añoso de los árboles del bosque.</p> <p>Abrió el morral y cortó pan y queso que comió con avidez, tomó unos sorbos de agua y se sintió mejor. Relajado, clavó los ojos en las llamas.</p> <p class="bl"> </p> <p class="bl"> </p> <p class="pri">—Ven —le susurraba ella en sueños—, es nuestra hora.</p> <p>Él despertaba y veía una imagen que flotaba envuelta apenas con un velo, largo hasta las caderas, que cubría sus senos. Luego desaparecía de a poco, fundiéndose en las paredes blancas de su habitación.</p> <p>Cada noche la mujer se le acercaba más; casi podía oler su inconfundible perfume y cuando creía rozarla con la punta de sus dedos, volaba hacia la nada, dejándolo vacío.</p> <p>Desesperado, decidió ir a consultar al sacerdote. Entró a la enorme iglesia de piedra y como siempre se quedó extasiado por la luz que entraba por los vitrales, allá en lo alto. Dejó que su pecho se llenara del aroma a incienso y que sus oídos se inundaran de la música de órgano que se elevaba a Dios, haciéndolo sentir tan pequeño. Caminó con paso lento y silencioso por entre los bancos hasta que encontró al padre rezando, arrodillado ante un enorme Cristo que los miraba desde lo alto.</p> <p>—Padre, ella volvió —dijo contrito, sombrero en mano.</p> <p>—Deberías haber muerto, ¿sabes? Ahora estás en manos del mismísimo Satán.</p> <p>—Recuerdo muy poco, muy poco —Rouch se tocó la cicatriz en el cuello que escondía tras un pañuelo.</p> <p>—Nadie sobrevive a un ataque así, tú lo sabes mejor que nadie. Además te trajo al pueblo la bruja, ¿no te dice nada eso?</p> <p>—¿Qué debo hacer, padre? —preguntó, arrodillado.</p> <p>—Penitencia —respondió, severo, el prelado—, debes ayunar y mortificar tu cuerpo con el látigo para purificarte. ¡Encomiéndate a Dios! Él te librará de todos los males.</p> <p>—Acompáñeme, padre —le dijo.</p> <p>Sin hablar salieron de la iglesia, él miró hacia atrás y un escalofrío le hizo sacudir el cuerpo.</p> <p>Llegaron a una pequeña cabaña hecha de troncos a la que rodearon hasta llegar a un patio de tierra. Él le indicó al sacerdote una vieja silla abajo del alero para que se sentara, un poco al resguardo del viento frío.</p> <p>El cura miró mientras él cavaba un pozo rectangular en el suelo helado del patio. Cuando terminó Rouch bajó con su látigo mediante una escalera, que el sacerdote retiró ante su señal.</p> <p>Durante siete días con sus noches se autoflageló sin piedad, tomando como único alimento agua bendita que le acercaban algunos fieles, y cada noche, como una burla y como una caricia, ella regresaba en la madrugada.</p> <p>—Ven —sollozaba y cada lágrima era un bálsamo para su carne castigada.</p> <p>Al octavo día Rouch salió penosamente del pozo, curó sus heridas, comió comida caliente y decidió ir a hablar con la bruja.</p> <p>Vivía en los linderos del pueblo en una casa rodeada de abetos. El silencio del lugar lo amedrentó, suspiró profundo y golpeó tímidamente la puerta.</p> <p>—Adelante, Rouch —la voz de la bruja era curiosamente musical.</p> <p>Abrió la puerta y entró a una habitación cuyo suelo estaba cubierto de velas encendidas a espacios regulares, al fondo, contra una de las paredes, estaba ella de pie como esperándolo.</p> <p>—Sé a qué vienes —dijo, antes de que él pronunciara palabra—, ella te atormenta ¿no es así?</p> <p>Él entrecerró los ojos para distinguirla pero apenas vio una silueta oculta en las sombras vacilantes de los candiles.</p> <p>—Me llama, todas las noches me llama —respondió él, con voz temblorosa.</p> <p>—¿Ella? —preguntó la bruja y apareció la mujer envuelta en velos entremedio de las llamas.</p> <p>—Sí —susurró, y una extraña sensación le recorrió la nuca, hasta su estómago—. Ya no resisto más, necesito encontrarla.</p> <p>—Te lo advierto, si la buscas no hay regreso —lo apuntó con un bastón de retorcida madera.</p> <p>—¿Por qué me atormenta? —la imagen se alejaba, casi hasta desaparecer y luego volvía hasta una distancia un poco más allá del alcance de su brazo extendido. Él casi podía ver su mirada suplicante.</p> <p>—Tú la atormentas a ella —dijo la bruja arrastrando cada letra—. Te espera en el centro del bosque el próximo plenilunio.</p> <p>—¡Explíqueme qué es lo que pasa! —gritó Rouch.</p> <p>—Es hora de que encares tu destino —dijo la bruja, se dio media vuelta y desapareció misteriosamente.</p> <p class="bl"> </p> <p class="bl"> </p> <table height="220" width="240" align="right" cellpadding="0" cellspacing="0"> <tbody> <tr> <td align="middle"> <table width="200" align="right"> <tbody> <tr> <td align="center"><a href="http://axxon.com.ar/rev/212/cuento3ilus1.htm" target="_blank"><img title="clic para ampliar" src="http://axxoncienciaficcion.com.ar/img/212cuento3ilus1ch.jpg" width="200" /></a><br /><span style="font-family:Verdana, Helvetica, Microsoft Sans Serif, Tahoma;font-size:78%;">Ilustración: SBA</span></td> </tr> </tbody> </table> </td> </tr> </tbody> </table> <p class="pri">Cuando dejó de mirar el fuego para caminar hasta la entrada de la cueva, vio que la luna iluminaba entre las nubes el paisaje, poblándolo de misterio. Rouch salió de la cueva e hizo un gesto con los hombros, como envalentonándose.</p> <p>Caminó iluminándose con una antorcha, temeroso ante cada sonido. Cada llamada del búho lo hacía temblar y a lo lejos aullaban los lobos.</p> <p>Apuró sus pasos hasta que encontró el sendero que llevaba al viejo árbol que crecía en el centro del bosque, en un claro que resplandecía con la luna.</p> <p>Apenas entró al círculo plateado oyó un largo aullido. La luz de la luna se fue materializando en piernas, caderas, el torso y la cabeza de ella que lo miraba, completamente desnuda frente al árbol que bailaba, llameando bajo los rayos lunares.</p> <p>—¡Rouch! —sonrió ella y lo señaló con sus manos—. ¡Al fin, al fin!</p> <p>Él sólo atinó a arrodillarse, ella se acercó con displicencia lobuna y le pasó el vientre por sus narices. Rouch sólo atinó a besarla con fruición. Ella rió salvaje, eterna. Hipnotizado sintió como lo empujó para ponerlo boca arriba sobre el suelo helado y le arrancó la ropa con furia para montarse sobre él. Lo absorbió con su sexo cálido que contrastaba con el frío que mordía su espalda. Rouch la miró a los ojos mientras ella gemía enloquecida cabalgándolo, sacudiendo su cabello blanco al mismo ritmo que el viejo árbol del centro del bosque.</p> <p>La luna brillaba y brillaba sobre la piel de ambos, encendía sus rostros y sus cabellos, ondulaba por la cadera de ella, hacía sombra en sus senos, insinuaba el vello de su pubis. La mujer rió a carcajadas o aullidos cuando él se sacudió en espasmos de placer, le arañó el pecho con ambas manos, y cayó exhausta sobre él.</p> <p>Rouch cerró los ojos, quiso abrazar a aquella mujer poderosa pero no pudo, había desaparecido. Desesperado, se puso de pie y miró a su alrededor. De pronto veía cada árbol en la noche, podía distinguir entre las sombras a los huidizos conejos de campo, podía percibir su olor a miedo, escuchaba el sonido de sus acolchadas patas.</p> <p>Los aullidos de los lobos le daban la bienvenida y aspiró jubiloso el aire frío y libre que inundaba cada célula de su brioso cuerpo.</p> <p>Sintió que a su lado estaba ella: su loba, salvaje y ávida. La luna llena rasgó las nubes cada vez más pálidas y él le aulló poderoso, la noche helada llevó su sonido muy lejos.</p> <p>La mujer devenida en loba caminó a su alrededor y lo miró fijamente. Él comprendió y la siguió hasta el árbol que resplandecía plateado. Al acercarse se distinguió una abertura en su tronco centenario y ella saltó para desaparecer dentro de él.</p> <p>Sin dudarlo la siguió, apenas cabía en el estrecho corredor que se abrió en una estancia amplia decorada con cortinados rojos. Sentada en el suelo estaba ella, vestida del mismo color, ojos como rayos azules. Sonrió con muchos dientes y con un ademán le indicó que descansara.</p> <p>Rouch se sentó sobre sus patas traseras sin poder dejar de mirarla.</p> <p>—Ya no me recuerdas, me olvidaste —le reprochó ella.</p> <p>Rouch ladró y le lamió el rostro, rogando perdón.</p> <p>—Nuestros compañeros —hizo un gesto con la mano y apareció una jauría que se movía nerviosa y tarasconeaba el aire.</p> <p>El lugar se ensombreció y apareció en una llanura interminable, sin luna y sin estrellas.</p> <p>Ahora ella corría en su forma de loba hacia las sombras más oscuras y él la perseguía, seguido por los otros licántropos.</p> <p>Esas sombras le dictaron los secretos a su oído de bestia. Al finalizar le mostraron el bastón de retorcida madera, volvió a su forma humana y lo tomó en sus manos.</p> <p>Lo examinó con cuidado y recordó cómo desenfundó su inútil espada ante aquella misma manada de lobos que lo rodeaba y cómo dos de ellos clavaron los colmillos en sus piernas para hacerlo caer, dejándolo indefenso.</p> <p>Recordó el momento en que la enorme loba apoyó las patas en su pecho para morderlo en la garganta y cómo detuvo la dentellada mortal para olerlo.</p> <p>Recordó el aullido, la lamida áspera y la mordida feroz pero no fatal.</p> <p>Luego su recuerdo saltó a la choza de la bruja y su delirio, rodeado con velas de llamas vacilantes.</p> <p>Y su promesa.</p> <p>—Llévame de regreso y volveré por ti —había dicho él, y los ojos de la bruja brillaron.</p> <p class="bl"> </p> <p class="bl"> </p> <p class="pri">Golpeó el suelo con el bastón y dijo las palabras que le habían enseñado.</p> <p>Aparecieron en el claro del bosque, rodeados de sus compañeros que ladraban y aullaban, él la tomó de la cintura y quitó un mechón de cabello blanco de su rostro.</p> <p>Los lobos callaron y miraron hacia un resplandor rojizo que se abría paso entre las ramas cubiertas de nieve.</p> <p>—¡El cura, los aldeanos! —gritó Rouch.</p> <p>—¡A la bruja! —gritaba la multitud enfurecida.</p> <p>Sonó un disparo y ella cayó, mirándolo a los ojos.</p> <p>—Volveré por ti —le dijo, sonriendo antes de morir.</p> <p>—Apártate —ordenó el cura y lo empujó con violencia—, por poco te hechiza.</p> <p>Rouch quiso abrazarla pero la turba se la quitó. La tiraron sobre una pira que encendieron con sus antorchas, jubilosos.</p> <p>Miró su bastón y los ojos rojos de sus hermanos que lo observaban escondidos en la oscuridad.</p> <p>Rouch comprendió. Emprendió el camino de regreso con los silenciosos lobos como compañía. Debía aceptar su destino: los hombres del pueblo necesitaban de su chamán. Entró a la casa flotando sobre las velas encendidas y ocupó su puesto, allá en las sombras. Ahora debería esperar por ella, ya sentiría una vez más su poderoso llamado y aparecería frente a él para ocupar su puesto, en un ciclo sin fin.</p>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-81315931395439399942010-08-09T14:56:00.000-07:002010-08-09T14:57:50.823-07:00Invictus<p><i>Out of the night that covers me,<br /></i> Black as the pit from pole to pole,<br />I thank whatever gods may be<br />For my unconquerable soul.</p> <p>In the fell clutch of circumstance<br />I have not winced nor cried aloud.<br />Under the bludgeonings of chance<br />My head is bloody, but unbowed.</p> <p>Beyond this place of wrath and tears<br />Looms but the Horror of the shade,<br />And yet the menace of the years<br />Finds and shall find me unafraid.</p> <p>It matters not how strait the gate,<br />How charged with punishments the scroll,<br />I am the master of my fate:<br />I am the captain of my soul.</p><p><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/William_Ernest_Henley" title="William Ernest Henley">William Ernest Henley</a></p><p><br /></p><p><br /></p>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-68923561297581043362010-05-10T05:43:00.000-07:002010-05-10T05:52:43.247-07:00Aikido y licencias libres - Nota publicada en la revista "Barriletes"<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjK5vTylw9UVaESPRuGobE0Vnl2UD88TXwfGnJrgQ_hDI1U35t8tpwVUj9WT4H3aAwcFb2fBbpwUrp8F2jEQ7ecv12V5tZin2wDB-_NcG2-5Cx-xX1OpC9uc0jTPgujYW6Uz3ucEqUpxvo/s1600/Morihei_Ueshiba.jpg"><img style="float: left; margin: 0pt 10px 10px 0pt; cursor: pointer; width: 320px; height: 244px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjK5vTylw9UVaESPRuGobE0Vnl2UD88TXwfGnJrgQ_hDI1U35t8tpwVUj9WT4H3aAwcFb2fBbpwUrp8F2jEQ7ecv12V5tZin2wDB-_NcG2-5Cx-xX1OpC9uc0jTPgujYW6Uz3ucEqUpxvo/s320/Morihei_Ueshiba.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5469623446069167970" border="0" /></a><br /><br />Esta es la nota que me publicó la revista <a href="http://asociacioncivilbarriletes.blogspot.com/">Barriletes</a> de la ciudad de Paraná. Como pueden ver en su web:<br /><br /><span style="font-style: italic;">La Asociación Civil Barriletes nació a mediados del año 2001 con la producción mensual de la revista “Barriletes” destinada a ser vendida autónomamente por jóvenes y adultos en situación de extrema pobreza. Los menores de 18 años están autorizados por un mayor para vender. Barriletes no compromete su libertad de expresión ni su capacidad de autogestión ante ninguna vinculación económica surgida de publicidad, donación o financiamiento externo. Actualmente, incluye un abanico de oportunidades de expresión y aprendizajes formales y no formales brindados a numerosos niños, jóvenes y adultos de muchos barrios de la ciudad, sin que sea requisito ser vendedor de la revista. Como Asociación Civil, Barriletes, promueve la cultura laboral, la solidaridad y la participación ciudadana. Reivindica el trabajo y la educación como ejes fundamentales en el desarrollo de las personas y condena toda forma de explotación laboral, en adultos y en niños.</span><p style="margin-bottom: 0cm; font-weight: bold;"><span style="font-weight: normal;">He aquí la nota:</span><br /></p><p style="margin-bottom: 0cm; font-weight: bold;">Aikido y licencias libres</p> <p style="margin-bottom: 0cm;">¿Qué es el Aikido?</p> <p style="margin-bottom: 0cm;">El <i>Aikido</i> es un arte marcial japonés moderno, nació en los años 30 del siglo XX. </p> <p style="margin-bottom: 0cm;">Está basado en lances, torceduras e inmovilizaciones, no posee golpes de puño o patadas.</p> <p style="margin-bottom: 0cm;">No existe competencia, las técnicas se practican con al menos un compañero más, tratando de perfeccionarse en cada aspectos de ellas, de aprender los conceptos como los de distancia correcta con el contrincante (ma-ai) y el estar alerta al entorno de manera contínua (sanshin). Algunos de estos conceptos se pueden trasladar a la vida cotidiana, y eso es parte de la belleza del Aikido.</p> <p style="margin-bottom: 0cm; font-weight: bold;">Breve historia del Aikido</p> <p style="margin-bottom: 0cm;">El Aikido fue fundado por <i>Morihei Ueshiba</i> (1883-1968), un maestro de muchas artes marciales que al tener una iluminación, comprendió que la verdadera paz no se obtendría nunca destruyendo al adversario, sino que se necesitaba “restablecer el equilibrio universal” que por algún motivo es roto, por ejemplo por una agresión. </p> <p style="margin-bottom: 0cm;">Su idea de un <i>budo</i> o arte marcial era tener un medio para obtener “un paraíso en la Tierra”, haciendo que una agresión sea repelida no por una mayor sino una invitación a desistir y luego hacer que la fuerza del contrario se vuelva contra sí mismo para restablecer el orden universal.</p><br /><span style="font-weight: bold;">¿Qué tiene que ver un arte marcial con las licencias libres?</span> <p style="margin-bottom: 0cm;">Todo se relaciona con el <i>copyright</i>, el cual nació con imprenta y la posibilidad de generar copias de los libros de manera masiva. El copyright o derecho de copia no restringía lo que podían hacer los lectores; restringía lo que podían hacer los editores y los autores. El copyright en Inglaterra inicialmente fue una forma de censura. Se tenía que obtener un permiso de la corona para publicar el libro. Pero la idea cambió hasta asimilarse con el concepto de derecho de propiedad. Es así como nace la idea del copyright y la de derecho de autor, como una idea de que la obra intelectual le pertenece de manera inalienable a su autor y el mismo tiene el control total de la misma.</p> <p style="margin-bottom: 0cm;">A fin de unificar los distintos criterios en cuanto a estos derechos, se estableció en el año 1886 el <i>Convenio de Berna</i>. Toda obra de autor está bajo este convenio y es por eso que se dice que toda obra nace con el <i>estigma de Berna</i>.</p> <p style="margin-bottom: 0cm; font-weight: bold;">Richard Stallman y la voluntad de ser ético</p> <p style="margin-bottom: 0cm;">Richard Stallman descubrió que el espíritu de colaboración y de compartir código estaba cambiando con rapidez por los años 80 del siglo XX, de pronto todo el mundo firmaba “Contratos de confidencialidad comercial” y sus compañeros se dedicaban a vender el software en el cual todos habían contribuído. Para revertir esto, decide escribir un sistema operativo desde cero al que denominó “GNU”. Pero ¿cómo hacer para que este nuevo sistema operativo pueda ser copiado sin quebrantar la ley y a la vez evitar que inescrupulosos se aprovechen “cerrando” el código? Es para ello que se creó <i>la licencia GPL</i>, la que garantiza las 4 libertades del así llamado “software libre”:</p> <p style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p> <ol start="0"><li><p style="margin-bottom: 0cm;">la libertad de usar el programa, con cualquier propósito.</p> </li><li><p style="margin-bottom: 0cm;">la libertad de estudiar cómo funciona el programa y modificarlo, adaptándolo a tus necesidades.</p> </li><li><p style="margin-bottom: 0cm;">la libertad de distribuir copias del programa, con lo cual puedes ayudar a tu prójimo.</p> </li><li><p style="margin-bottom: 0cm;">la libertad de mejorar el programa y hacer públicas esas mejoras a los demás, de modo que toda la comunidad se beneficie.</p> </li></ol> <p style="margin-bottom: 0cm;">Usando el “estigma de Berna” a su favor, estableció que todo software que use la menor parte de código liberado con esta licencia, la GPL, automáticamente deberá ser licenciado con la misma. Es por eso que se dice que es “virósica”.</p> <p style="margin-bottom: 0cm;">Como vemos, utilizó la misma Convención para liberar su trabajo de las restricciones de la copia y del derecho de autor, usó la fuerza del contrario para restablecer el orden universal:</p> <p style="margin-bottom: 0cm;">¡Richard Stallman le hizo Aikido a la Convención de Berna!</p> <p style="margin-bottom: 0cm;"><b>Agradecimientos:</b></p> <p style="margin-bottom: 0cm;">A la revista Barriletes por difundir el software libre</p> <p style="margin-bottom: 0cm;">A Cesar Ballardini que me acercó al mundo del software libre y además me hizo ver esta extraña relación entre las artes marciales y la cultura libre.</p> <p style="margin-bottom: 0cm;">Licencia: Creative Commons Compartir Obras Derivadas-igual</p><p style="margin-bottom: 0cm;"><a href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.es_AR">http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.es_AR</a></p> <p style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-58041817861212199742010-04-02T21:47:00.000-07:002010-04-02T21:52:54.542-07:00Completando la escenaEl otro día hicimos un experimento interesante, nos dijeron que pongamos en una lista las cosas que puede pensar o no una serie de personajes: un médico, un podólogo griego y no recuerdo los otros dos.<br />En mi mente se produjo un mapa de lo que eso pudiera significar y me esforcé pera encontrar una respuesta lógica.<br />Con mis compañeros compartimos notas y vimos que habíamos coincidido en algunas cosas y en otras no, como es natural.<br />Resaltó el hecho del "deber ser", como necesitamos completar con significados los huecos que se presentan a nuestro entendimiento.<br />Le adjudicamos valores y comportamientos sacados de nuestro deber ser o nuestro sentido comun a las personas y a las cosas y las encasillamos allí. Supongo que es una defensa evolutiva para ahorrar proceso de pensamiento, una especie de mapa mental para permitir rápidas decisiones.<br />El problema es que pasamos creyendo esos mapas mentales.<br />Una excelente lección para no olvidar.Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-41248364555721518992010-03-31T15:23:00.000-07:002010-03-31T15:25:54.503-07:00Cuento "hWord"Este cuento fue publicado en la revista <a href="http://axxon.com.ar">Axxón.</a><br /><br />—Hoy entrevistamos al prolífico escritor y desarrollador de software Germán Catalano —dijo el periodista en un primer plano, luego la cámara amplió el cuadro y apareció la imagen sonriente de un hombre canoso y de bigotes de foca oscuros que saludaba con la cabeza—. ¿A qué se debe tamaña producción de novelas y libros de cuentos, a razón de uno por mes? —le preguntó sin más trámite con su voz estridente. <p>—Buenas noches, a usted y a toda la audiencia —comenzó diciendo el entrevistado con mucha calma—. Es bien sabido que la profusión de mi trabajo se debe al software que he desarrollado, el hWord, un verdadero hallazgo en el ámbito literario.</p> <p>—Háblenos un poco más de ese software, por favor —intervino el periodista. </p> <p>—En primer lugar tiene incorporada una base de datos de miles de escritores, desde Cervantes Saavedra hasta Saer, pasando por Borges, Hemingway y García Márquez. El software, entonces, compara el texto del usuario del hWord contra todos estos geniales autores y corrige sintaxis, gramática, palabras repetidas y otros errores comunes respetando el estilo y todo esto en tiempo real, es decir, mientras se escribe —dijo Catalano, haciendo el gesto de tipear en el aire.</p> <p>—Es como tener a todos esos genios como tutores —interrumpió el entrevistador.</p> <p>—Claro, por eso es capaz de sugerir párrafos enteros, escritos de manera impecable, como si leyera la mente del autor.</p> <p>—¿Por qué se denomina “hWord”? —preguntó el periodista inclinándose un poco.</p> <p>—Es por Hermes, el dios griego de la comunicación y ya sabe que Word era el procesador de textos de la extinta Microsoft, de modo que traté de aprovechar ese recuerdo popular para mi producto.</p> <p>—Me han dicho que cada licencia es muy cara, ¿por qué, si ya lo tiene desarrollado?</p> <p>—En primer lugar, no queremos que haya tantos escritores de éxito —dijo riendo Catalano—, en segundo lugar, estamos actualizando y alimentando en forma continua la base de datos que le mencioné, a tal punto que en un futuro habrá que tener sólo una buena idea y el hWord la escribirá por usted. Es por eso que creemos que el hWord es una especie de coautor tal como está explícito en su licencia de uso.</p> <p>—Pero algunos escritores renombrados recibieron una copia gratis de su software.</p> <p>—Sí, por supuesto, ellos prueban nuevas funcionalidades y nos envían sugerencias de muchísimo provecho para mejorar la versión que publicamos cada seis meses.</p> <p>—¿El hWord reemplaza a las musas inspiradoras? —preguntó, insidioso, el entrevistador. </p> <p>—Debe tener algo que comunicar, una idea, una inspiración como dice usted; luego hWord le permite jugar con párrafos, comienzos, finales y tiempos verbales hasta que usted quede satisfecho y con la certeza de un castellano perfecto —afirmó Catalano.</p> <p>—Además, es dueño una editorial muy exitosa: la Editorial Software Hermes.</p> <p>—Sí, me di ese lujo debido a mi producción literaria, de esa manera tengo el control de mis ediciones sin intermediarios —explicó Catalano con aire suficiente.</p> <p>—Usted es un programador, un escritor y un empresario de éxito, lo felicito —dijo el periodista parándose y señalándolo con las dos manos en un gesto teatral.</p> <p>—Muchas gracias —contestó sin humildad alguna Catalano y mientras sonreía, la televisión comenzó a pasar los comerciales.</p> <p class="bl"> </p> <p class="pri">Carlos Muñoz subió las escaleras mojado de sudor por los nervios y el calor. Esperaba que ese abogado hiciera justicia. Sí, Justicia con mayúsculas. Su rabia crecía a cada escalón y disminuyó cuando entró al vestíbulo fresco y bien amueblado. </p> <p>Cargaba con un libro y su propio manuscrito que lo incomodaban, decidió esperar sentado a pesar de que no podía quedarse quieto. </p> <p><i>“Me robaron y me las van a pagar”</i>, pensaba mientras vigilaba para ver si la secretaria lo llamaba.</p> <p>—Señor… —dijo por fin ella, mirándolo por sobre los lentes.</p> <p>—Muñoz, Carlos Muñoz —respondió él, secándose los restos de transpiración de la frente con un pañuelo arrugado. </p> <p>—Pase, señor Muñoz, el doctor Robasio lo espera.</p> <p>El abogado se levantó de su asiento y le dio la mano con fuerza. Muñoz observó su sonrisa de político y se sintió menos seguro de llevar ante él su reclamo, pero había oído que era el mejor.</p> <p>—Siéntese… </p> <p>—Muñoz, Carlos Muñoz, doctor.</p> <p>—Ah, sí, sí. ¿Es a usted a quien le copiaron la novela ésta de tanto éxito?</p><table height="220" width="240" align="right" cellpadding="0" cellspacing="0"><tbody><tr><td align="middle"><table width="200" align="right"><tbody><tr><td align="center"><a href="http://axxon.com.ar/rev/204/c-204cuento10ilus1.htm" target="_blank"><img title="Pique para ampliar" src="http://axxon.com.ar/rev/204/c-204cuento10ilus1ch.jpg" width="200" /></a><br /><span style="font-family:Verdana, Helvetica, Microsoft Sans Serif, Tahoma;font-size:78%;">Ilustración: SBA</span></td></tr></tbody></table></td></tr></tbody></table> <p>—Sí, “Poseídas”, esa misma. ¡Ni el título le cambiaron! ¡Mire! —dijo mostrándole su manuscrito puntillosamente encuadernado y el libro, uno en cada mano.</p> <p>—¿Alguien habrá entrado a su casa y le robó el archivo u otro manuscrito? —dijo el abogado mirándose las uñas.</p> <p>—¡Nadie! Sólo tengo impreso éste que ve aquí y tengo el documento digital encriptado con una clave de doce dígitos, combinaciones de letras, números y signos de puntuación que a una Cray le llevaría tres años quebrar —dijo con suficiencia Muñoz.</p> <p>—¿No le mandó algún adelanto de su obra a algún amigo o amiga? —preguntó Robasio, haciendo énfasis en “amiga”.</p> <p>—No y no, esta novela me iba a hacer rico y famoso, ¡no le mandé nada a nadie! —dijo, sacudiendo la cabeza como para que no quedara la menor duda.</p> <p>—¿Entonces se la apropió la editorial a la cual se la envió para que se la publiquen?</p> <p>—Escuche, doctor, muy atentamente, ésta —volvió a señalar las hojas prolijamente impresas— es la única copia. ¿Capito?</p> <p>El abogado tomó el manuscrito y el libro. El autor de “Poseídas” era el mismo Germán Catalano. En la contratapa estaban impresos muchos otros best-sellers de los más diversos géneros junto a su cara sonriente.</p> <p>—¡Ladrón! —gritó Muñoz agitando la mano al verlo.</p> <p>—Editorial Software Hermes —leyó el abogado.</p> <p>—Sí, ellos venden su procesador de textos, el “hWord”, que nos facilita tanto la vida a nosotros, los escritores —dijo Muñoz con un dejo de pedantería—. Corrige la ortografía, la gramática, los excesos de adjetivos, las frases largas y los sonsonetes. Si es una poesía busca sonoridad, ritmo y por supuesto, la rima. Hasta es capaz de corregir el estilo. Un escritor con buenas ideas sólo tiene que sentarse a escribir y el hWord hace su magia —terminó de decir haciendo un gesto en el aire.</p> <p>—Sí, anoche mismo vi la entrevista que le hicieron a Germán Catalano —dijo el abogado mirando los textos con detenimiento—. Veo que es copia palabra por palabra —comentó, luego de pasar algunas páginas.</p> <p>—Quiero resarcimiento económico y moral —suspiró Muñoz indignado.</p> <p>—Sólo falta demostrar que usted lo escribió antes —respondió con cierta ironía Robasio.</p> <p>Sin decir nada, Muñoz sacó de su bolsillo un paquete cerrado con un matasellos y le mostró la fecha. </p> <p>—Hace tres meses, me envié a mí mismo un DVD con la novela por correo, ¿ve? </p> <p>—Bien, vamos a ver qué podemos hacer —dijo mientras lo despedía.</p> <p>Muñoz bajó las escaleras más aliviado, quizás dentro de poco tiempo su nombre y su foto reemplazarían a los de Germán Catalano.</p> <p>Ya en su casa aplicó el parche al hWord para que siguiera funcionando un mes más. Como muchos colegas, lo había hecho funcionar mediante un crack escondido en la Red, muy laborioso de instalar y que exigía actualizarlo periódicamente desde la misma Internet. </p> <p>Sólo de esa manera lo podía utilizar, su costo era prohibitivo para él como para casi todos sus conocidos. Odiaba a la Editora Software Hermes, ¿por qué vendía tan cara cada licencia? De algún modo se merecía que usara el hWord sin pagarlo, era una suerte de justicia poética.</p> <p class="bl"> </p> <p class="pri">Unos dos meses después el teléfono despertó a Muñoz muy temprano a la mañana.</p> <p>—Soy el doctor Robasio —escuchó entredormido—, debe venir urgente al juzgado, tenemos una audiencia con el juez y la editora.</p> <p>Gruñó al teléfono una respuesta y cortó, se bañó, se afeitó con cuidado y eligió su mejor traje para vestirse, seguro que ganaba el caso. No había dudas de que “Poseídas” era suya, su novela.</p> <p>Ya en la calle paró un taxi, ahora que iba a ser rico podía darse esos lujos. Todavía estaba dormido cuando llegó a los tribunales. Unos inquietantes autos con vidrios polarizados estaban estacionados a la entrada del edificio. Cuando llegó a la puerta el doctor Robasio lo saludó con efusión apretándole la mano.</p> <p>—Ganaremos con mucha facilidad —le dijo sin soltarlo.</p> <p>—Me dijeron que usted era uno de los mejores —respondió Muñoz, exultante.</p> <p>Robasio le palmeó la espalda y entraron a la sala.</p> <p>El juez entró un poco después y Robasio demostró sin dudas que la obra le pertenecía a Muñoz.</p> <p>Germán Catalano y los abogados de la empresa escuchaban impasibles. Cuando les tocó el turno, se levantó el de más baja estatura, miró a la sala y al juez, luego señaló a Muñoz. </p> <p>—Este señor dice que le plagiamos su obra, sin embargo, él la escribió usando una copia ilegal del hWord de nuestra editora —dijo con voz de barítono—. En consecuencia no pagó por el desarrollo de nuestros correctores de gramática, de ortografía y otras herramientas que posee nuestro producto. Aquí tenemos —dijo desplegando un largo listado— todos los parches ilegales —hizo énfasis en la palabra “ilegales”— que el demandante usó para continuar su uso y violar la licencia una y otra vez.</p> <p>—¿Es cierto eso? —preguntó Robasio a Muñoz en voz baja.</p> <p>Muñoz no contestó, estaba sudando como cada vez que se ponía nervioso y se acomodó la corbata. Miró hacia atrás y vio a dos policías firmes ante la entrada. <i>¿Cómo saben que usé esos cracks y que la copia es ilegal?, </i>pensaba mientras miraba al abogado sin poder decir palabra.</p> <p>—Por lo tanto —prosiguió el hombrecito—, “Poseídas” nos pertenece tal como lo dice la licencia de uso violada por el señor Carlos Muñoz, quien además adeuda todas y cada una de las actualizaciones, lo que suma la cantidad de dos millones de créditos internacionales, que si no son pagados en este mismo acto, nuestra empresa pide que sea puesto en custodia hasta tanto cancele la deuda con sus correspondientes intereses.</p> <p>El juez hizo una seña a unos uniformados que esposaron a Muñoz.</p> <p>—¡Ladrones, malditos! La obra es mía, mía —gritaba Muñoz. Los policías lo arrastraron y lo sacaron del recinto sin mucha delicadeza.</p> <p>—¿Hay muchos que usan sus parches? —le preguntó Robasio a Catalano cuando vio que Muñoz ya no podía escucharlo.</p> <p>—Muchos —respondió sonriendo Catalano.</p> <p>—Admirable —dijo Robasio, entrecerrando los ojos.</p> <p>—Vendo pocas licencias del hWord —dijo saliendo y apoyando la mano en el hombro del abogado—, son muy caras; pero como ve, estimado doctor, le encontré la vuelta para tener muchas ideas y además ya escritas; nadie lee las licencias de uso y todos quieren una copia del hWord sin pagar un centavo, así que les dejo los parches que son muy difíciles de instalar adrede, ¿sabe por qué? </p> <p>—¿Por qué? —preguntó Robasio en la puerta del juzgado, disfrutando de un cigarro. </p> <p>—Es en realidad un programa que me envía todos y cada uno de los patéticos manuscritos de estos perdedores —Catalano hizo una pausa como para que el abogado sopesara sus palabras.</p> <p>—Usted se los roba —dijo con una sonrisa cómplice el abogado.</p> <p>—No —lo corrigió sonriente—, el hWord es el coautor, no lo olvide. Y yo —dijo señalándose con el pulgar—, soy el autor del hWord. Ellos usan ilegalmente mi programa, haciendo enormes esfuerzos para instalar mis propios parches y cracks, ¿no soy genial? —preguntó, sonriente bajos sus mostachos, Catalano.</p> <p>—Sí, sí —respondió molesto Robasio—, ahora págueme mi parte. Tal como se lo prometí, lo traje al juzgado para que usted se lo saque de encima usando todo el peso de la ley.</p> <p>—Por supuesto, doctor —dijo dándole un cheque—. ¿Sabe? Son tan perezosos que tampoco se dan cuenta de que Hermes, además de ser el dios de la comunicación y de los médicos —Catalano hizo una pausa, creando suspenso— es el de los ladrones y los estafadores. ¡Soy un completo genio! —terminó de decir con una risotada.</p> <p>Robasio lo miró asustado y apuró sus pasos hasta un taxi.</p> <p>—Dios me valga con estos escritores. Sáqueme rápido de aquí —le dijo al chofer apenas abrió la puerta.</p>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-17057089400434127222010-01-27T10:50:00.001-08:002010-01-27T11:03:34.474-08:00RedenciónLlegó la redención luego de una profunda reflexión y análisis de todas las posibilidades.<br />Me refiero a la entrada anterior, denominada "Soledad".<br />Ayer me asaltaron cual epifanía algunas ideas. ¿Y si yo era quién tenía que tomar el problema entre mis manos? ¿Si era yo quien tenía que proponer una solución ante un problema que inconcientemente había ocasionado?<br />Funcionamos de manera curiosa, con subas y bajas en la comprensión y en la capacidad de cosas que podemos abarcar con la conciencia.<br />A mi mente se agolparon posibles salidas a la pequeña crisis, lo mejor hubiera sido que pidiera otro plato igual y mientras compartíamos el que había pedido para mí mismo.<br />El incidente me regaló largos momentos de meditación e introspección, le debo dar las gracias; sí señor.Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-73250714946014912322009-12-23T09:28:00.000-08:002009-12-23T09:46:39.263-08:00La soledadHoy tuve una experiencia formidable. Quisiera compartila con quien quiera leerla y conmigo mismo para no olvidarla, aunque creo que es algo que quedará clavada por siempre en mi memoria.<br />Los lunes y miércoles me quedo a comer en el trabajo, hago horario corrido. Por lo general me tomo el trabajo de hacerlo yo mismo, lo cual implica ir escritorio por escritorio, esperar a que escriban en un papel que envía la rotisería lo que desean y luego llamar por teléfono para transmitir lo que seleccionaron los comensales.<br />Para mí es una forma de estar al servicio de mis compañeros, de distenderme un poco y de ser útil de manera concreta: todo un ejercicio.<br />Uno de mis compañeros no suele estar a la hora de la desición, por lo cual hago el pedido por él (recuerden que me toca sólo los lunes y miércoles).<br />Hoy miércoles me olvidé de él y por lo tanto no tenía que almorzar. Lo más justo es que yo pagara mi error y le dejé mi almuerzo y volví a mi puesto de trabajo a tratar de aprovechar la hora que de otro modo usaría en almorzar.<br />Como mi estómago está adaptado a comer a esta hora, se queja contínuamente inyectando pensamientos que me están atormentando.<br />En primer lugar, siento que nadie se solidarizó con mi error, todos se sentaron a comer en silencio.<br />No puedo dejar de considerar que en el lugar de mi compañero hubiera compartido el plato, en un gesto contemporizador y de compartir lo poco o mucho que se tiene.<br />El hecho desnuda lo que somos, en mi caso mis expectativas frente a mi propia conducta y la de los demás.<br />No puedo ni debo alegar nada, cometí un error y creo haberlo subsanado.<br />¿Si esperaba otra cosa de ellos?<br />Sí, lo confieso y eso demuestra todo el camino que me falta por recorrer.Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-4617558649242933082009-08-19T10:47:00.000-07:002009-08-19T11:35:49.547-07:00Un método para resolver problemas complejos<span style="font-weight: bold;">Método Douglas</span><br /><br />Una vez leí que para construir aviones, se lo hacía por anillos. Cada anillo era cuidadosamente revisado en busca de fallas y luego montado cuando se estaba absolutamente seguro de que estaba terminado y en funcionamiento.<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8ZovbIntuhWl6ezTINHuNuQ1iVZ2KUquksWUv-AbySoRWchdZPuq4j6itIe3iJiXUsz0PaJ4THC9bBoOfI3LSg_rFuT5ytdnWUIyceIvB_i719DdctQs_nzTfeLQuv_Cpdj7Lcw5b3aM/s1600-h/world-war-i-flight-timeline8.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 176px; height: 136px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8ZovbIntuhWl6ezTINHuNuQ1iVZ2KUquksWUv-AbySoRWchdZPuq4j6itIe3iJiXUsz0PaJ4THC9bBoOfI3LSg_rFuT5ytdnWUIyceIvB_i719DdctQs_nzTfeLQuv_Cpdj7Lcw5b3aM/s320/world-war-i-flight-timeline8.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5371744726356692194" border="0" /></a><br /><br />Dudo que eso que leí o escuché sea correcto, pero a partir de eso comencé a aplicar esa metodología en mis tareas diarias que entonces eran eminentemente técnicas.<br /><br />Recuerdo una red de área local con cableado coaxil que se negaba a funcionar correctamente. Todos recordamos esas redes, fallaba alguna "T" y nos quedábamos sin la red y con los usuarios corriendo de aquí para allá... buscándonos.<br /><br />Ese era uno de los típicos casos donde se aplicaba el "método Douglas". Estación de <a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj78yDc71D5P-ge5DumHvOPTRX-COo_El90zzyhSlj7AGJAKFZb3giUwXczpJ_keyadmhiNqX41_BPCdEexKl8KUMG8YnVlMPv8DLS7biwSpJE_4u6A4kL2RNFJSxpN5rCuAufyu1OASy0/s1600-h/CABLE4.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer; width: 320px; height: 150px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj78yDc71D5P-ge5DumHvOPTRX-COo_El90zzyhSlj7AGJAKFZb3giUwXczpJ_keyadmhiNqX41_BPCdEexKl8KUMG8YnVlMPv8DLS7biwSpJE_4u6A4kL2RNFJSxpN5rCuAufyu1OASy0/s320/CABLE4.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5371735583272897730" border="0" /></a>trabajo por estación de trabajo, iba probando cada conector "T", los "BNC" con terminadores que estaba seguro eran correctos porque los había construído yo mismo.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIzGJRoHURl5f2XPeX5SHdjdosphJYbmaK3OWIrT9JnWcooCwB2fvQSxhskX6FEMwpWuF7EinVWZ53XEvK6kSHCFg3bDdfCPPcpsybn1iHYYJ_Jak-z2GwNRagos3hzWMWW1mGZaqwcEI/s1600-h/svp1001a2_MED.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 116px; height: 156px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIzGJRoHURl5f2XPeX5SHdjdosphJYbmaK3OWIrT9JnWcooCwB2fvQSxhskX6FEMwpWuF7EinVWZ53XEvK6kSHCFg3bDdfCPPcpsybn1iHYYJ_Jak-z2GwNRagos3hzWMWW1mGZaqwcEI/s320/svp1001a2_MED.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5371738761815623890" border="0" /></a>Con un ómhetro, paciencia y paso a paso, siempre era capaz de detectar la falla y repararla. Cada tramo de la red era un anillo del avión que iba armando hasta que por fin, quedaba todo funcionando. Si utilizaba el mismo método para el armado de las redes con cable coaxial, el éxito estaba garantizado.<br /><br />Pronto descubrí que ese método se podía aplicar en muchas otras situaciones. La más común eran las fallas extrañas en las PC o computadoras personales. Siempre partía de determinar si la falla era física (de hardware) o de software, luego iba paso a paso hasta llegar al componente defectuoso.<br /><br />El método me hizo desconfiado de las determinaciones tempranas, las suposiciones rápidas y aún en el confiar en corazonadas. El método Douglas barría con todas las incertezas.<br /><br />Se podría objetar que era poco creativo y mecanizante, pero allí estaba su mayor ventaja. Una vez que se separaba el problema en pedacitos pequeños y controlables, era cuestión de ir paso a paso hasta terminar con el asunto.<br /><br />El concepto del "método Douglas" fue ampliándose en aspectos menos técnicos pero de peso.<br /><br />Hacerse preguntas tales como:<br /><br /><ul><li>¿Dejé el medio extraíble en la diskettera/compactera?</li><li>¿Dejé correctamente encendido los periféricos?</li><li>¿No hice que algun componente de software dejase de funcionar?</li><li>¿Dejé la factura por mis servicios?</li><li>¿Ellos tienen mi teléfono?</li></ul><br />Pronto entraron como una rutina a ser ejecutada con cada servicio o reparación.<br /><br />Hagan la prueba, adopten el "método Douglas" en sus reparaciones diarias y verán como pensar de antemano y dividir las tareas en otras más pequeñas le ahorran tiempo y esfuerzo.Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-64275393757116884332009-05-03T17:15:00.001-07:002009-05-03T18:07:16.943-07:00EstrategiasEste relato fue seleccionado para ser leído en el marco del <a href="http://www.go.org.ar/actividades/eventinfo.php?code=217">IV Congreso Argentino de Go</a><br /><br />Le agradezco profundamente a los organizadores por la oportunidad (me dieron un lindo diploma en el salón Centenario del Jardín Japonés luego de leerlo ante la audiencia).<br />Uno podía elegir leerlo por si mismo o bien que lo haga un actor. Elegí leerlo por mí mismo. Cuando un actor leyó el primer cuento, me sentí intimidado; sin embargo cuando me tocó el turno, avancé a paso aikidoka marcial y tomé el toro por las astas.<br /><br />Este cuento es el resultado de una extraña mezcla del taller Máquinas y Monos de la revista <a href="http://axxon.com.ar/">Axxón</a>, donde la consigna era escribir sin adjetivos ni adverbios (qué mejor que una historia de samurais) y la inspiración que me dio la convocatoria mencionada.<br /><br />Tengo que agradecerle a Laura Ponce por las valiosas sugerencias que le hizo al original y que dio como resultado el cuento seleccionado, además de eso asistió al evento y me alcanzó las fabulosas revistas <a href="http://revistasensacion.blogspot.com/">SENSACION!</a> y <a href="http://revistaproxima.blogspot.com/">PROXIMA</a>.<br /><br />Espero en breve tener algunas fotos para colgar de este evento.<br /><br />He aquí el cuento:<br /><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-size:130%;"><span style="font-weight: bold;">Estrategias</span></span><br /></div><p></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> <span style="font-size:100%;">Miyamoto Mushashi miró al mensajero. Con un gesto le indicó que hablara luego de señalarle a su adversario el tablero del go. Era su turno.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> ―<span style="font-size:100%;">Su sobrino Saîto fue raptado ―dijo resoplando e inclinándose.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> ―<span style="font-size:100%;">¿Qué quieren? ―preguntó mirando nuevamente el juego, sin inmutarse.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> ―<span style="font-size:100%;">Que vaya a rescatarlo ―respondió en un susurro―. Quieren su vida por la de él.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> ―<span style="font-size:100%;">¿Cuándo y dónde? ―preguntó y crispó la mano en el puño del katana.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> ―<span style="font-size:100%;">Esta noche en el claro del bosque ―dijo, y se apartó un poco al ver el gesto del samuraî.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> ―<span style="font-size:100%;">Ve y diles que iré ―respondió soltando el arma.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> <span style="font-size:100%;">El mensajero saludó y partió corriendo. </span><span style="font-size:100%;"><i>Saîto atrapado por los ninjas</i></span><span style="font-size:100%;">, pensó mirando a su oponente a quien saludó ceremoniosamente antes de levantarse. Caminó hasta la arena. Con el dedo dibujó un cuadriculado de siete por siete y puso dos guijarros blancos, uno en la esquina y otro más en la intersección que le seguía. Luego puso en cada cruce cuatro negros acorralándolos. Su adversario lo vio de lejos agachado, mirando el suelo. Él pensó un largo rato, de pronto sonrió y partió a paso calmado a prepararse.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> <span style="font-size:100%;">La luna llena iluminaba el bosque. Mushashi caminó hasta ver a Saîto atado a un cerezo con las manos amarradas hacia atrás. Desenfundó el katana y miró con cuidado pero no pudo distinguir a ningún enemigo. Si trataba de desatarlo, debería guardar su arma y los matarían. Eso si podía acercársele sin ser antes rodeado.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> <span style="font-size:100%;">Corrió hasta su sobrino y sin dudar le cortó la garganta, y armó la guardia delante de Saîto, quien se desangraba sostenido por sus ataduras. Los ninjas desconcertados salieron de su escondite y lo atacaron. Silbó el katana y Miyamoto le rebaño el cráneo a uno, con el mismo impulso giró y le abrió el vientre a otro, de donde cayeron humeantes los intestinos. Un tercero lo atacó de atrás; Miyamoto se arrodilló y girando le clavó el katana en el abdomen. Con un grito liberó el arma y cortó de abajo hacia arriba en un círculo letal a otro que saltó a su lado con el sable en alto. Se paró, limpió la sangre del katana sacudiéndolo, caminó por el bosque hasta estar seguro de estar solo y envainó de espaldas a un árbol, pidiéndole a los dioses que le hagan comprender a su hermana la muerte de su hijo. Caminó hasta el cerezo, desató el cadáver, lo envolvió con su capa y lo cargó emprendiendo el camino de regreso.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"><br /></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> <span style="font-size:100%;">En la arena, bajo la luna, el tablero de siete por siete tenía dibujado otra retícula pegada a la anterior; cinco guijarros habían sido quitados y en lo que era ahora casi el centro quedaba uno, blanco.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 150%;"> <span style="font-size:100%;">Mushasi dejó con cuidado el cuerpo de Saîto en el suelo. Tomó las piedras que yacían al lado del improvisado tablero de go. Cabizbajo las tiró una por una al estanque que le pareció una mancha de sangre negra, tan negra como la derramada en el bosque por el efecto de la luz de la luna, y pensó en el juego que había dejado pendiente; en aquel no podía agrandar el tablero.</span></p> <p style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-4207186858476686232008-11-20T04:03:00.000-08:002008-11-20T06:43:47.143-08:00¿Qué es el Software libre?<span style="font-size:130%;"><span style="font-weight: bold;">Exhorto</span><br /><br /></span><span style="font-style: italic;">Libérese y libere su mente. El software libre es un movimiento ético con alcances incalculables que crece dia a dia. No mendigue más por el uso de su propia computadora, salga al mundo diverso y salvaje de la verdadera informática, ¡la que es libre!</span><br /><br /><br />A pesar de la abundante información que hay en la red, creo que a los legos en informática, los "usuarios", no les queda nada claro qué es el software libre, este es un intento por explicarlo. Ustedes los lectores me dirán si lo he logrado.<br /><br /><span style="font-size:130%;"><span style="font-weight: bold;">La trampa</span></span><br /><br />Cuando usted adquiere un paquete de software, supongamos un Office de Microsoft, <span style="font-weight: bold;">compra una licencia de uso</span>. El CD que viene en una cajita con algún manual de instalación o uso es sólo el soporte del software que usted va a usar en su computadora y <span style="font-weight: bold;">bajo ciertas condiciones que le da el productor del software o empresa desarrolladora</span>.<br /><br />Tomemos como ejemplo Microsoft Word. Puede usarlo en una sola computadora, por más que usted tenga dos o más en su casa u oficina. Si instala el procesaro de textos mencionado en otra máquina, sea suya o la de un amigo, está rompiendo con la <span style="font-weight: bold;">licencia de uso</span> que le dió Microsoft y <span style="font-weight: bold;">que usted aceptó</span> en algún momento de la instalación, cuando hace "clic" aquí y allá despreocupadamente.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigO-sLs7rRFyWdkm1oIdDv5BiYkJ1QKcR20IbyV2g4hPtSFzq68ewUrLUdgnG049jZts-rRUR3j903ZlXtbtOyK0HfJr7qCa6ta1eLFSpJfZV8BJW8_m9VYv9Bqlw7soyz_tHUuj7lA6I/s1600-h/licencia.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 320px; height: 278px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigO-sLs7rRFyWdkm1oIdDv5BiYkJ1QKcR20IbyV2g4hPtSFzq68ewUrLUdgnG049jZts-rRUR3j903ZlXtbtOyK0HfJr7qCa6ta1eLFSpJfZV8BJW8_m9VYv9Bqlw7soyz_tHUuj7lA6I/s320/licencia.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5270734831889150690" border="0" /></a><br />Ahora usted está preso de una lógica de hierro, <span style="font-weight: bold;">lo privaron</span> de su libertad, debe elegir entre la amistad o la ley, porque si le copia el software a un amigo rompe con la licencia de uso y por lo tanto con la ley. Es por eso que este tipo de software se lo denomina <span style="font-weight: bold;">software privativo</span>.<br /><br />Porque no sólo aceptó la licencia sino que hizo toda una serie de complejas operaciones como poner claves, llamar por teléfono para que la activación y otras cosas por el estilo.<br /><br />Es decir que <span style="font-weight: bold;">no sólo pagó por un permiso</span>, sino que además ocupó bastante de su tiempo en que la empresa editora, en este caso Microsoft, se ocupara de que usted se impidiera a sí mismo el uso del software en otras computadoras.<br /><br /><span style="font-size:130%;"><span style="font-weight: bold;">¡Libertad, libertad, libertad!</span><br /><br /></span>Supongamos que usted no tenga que andar haciendo malabares para comprar licencias más baratas para su organización, empresa o casa y pueda instalar <span style="font-weight: bold;">todas las veces que quiera</span> el software que necesita, en este caso un procesador de texto.<br /><br />Supongamos que se lo pueda dar libremente a un amigo que lo necesita y con lo que le soluciona un problema.<br /><br />Supongamos que usted es programador y quiera agregarle funcionalidades al procesador de texto y compartir con otros sus mejoras.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">¡Con el software libre puede!</span><br /><br />El software libre le garantiza a usted cuatro libertades, a saber (extraído de la <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digo_libre">Wikipedia</a>):<br /><br /><table style="border: 1px solid rgb(170, 170, 170); margin: 0.5em 0.5em 0.5em 1em; padding: 0.5em; background: rgb(249, 249, 249) none repeat scroll 0% 0%; -moz-background-clip: -moz-initial; -moz-background-origin: -moz-initial; -moz-background-inline-policy: -moz-initial; border-collapse: collapse; font-size: 95%;" border="2" cellpadding="4" cellspacing="0"><tbody><tr><td valign="top" width="25%" align="center"><b>Libertad 0</b></td> <td valign="top" width="25%" align="center"><b>Libertad 1</b></td> <td valign="top" width="25%" align="center"><b>Libertad 2</b></td> <td valign="top" width="25%" align="center"><b>Libertad 3</b></td> </tr> <tr> <td valign="top" width="25%" align="center"><span style="color:red;">Ejecutar el programa con cualquier propósito (privado, educativo, público, comercial, militar, etc.)</span></td> <td valign="top" width="25%" align="center"><span style="color:green;">Estudiar y modificar el programa (para lo cual es necesario poder acceder al <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digo_fuente" title="Código fuente">código fuente</a>)</span></td> <td valign="top" width="25%" align="center"><span style="color:blue;">Copiar el programa de manera que se pueda ayudar al vecino o a cualquiera</span></td> <td valign="top" width="25%" align="center"><span style="color:green;">Mejorar el programa y publicar las mejoras</span></td> </tr> <tr> <td colspan="4" align="center"><span style="color:green;"><small>Es importante señalar que las libertades 1 y 3 obligan a que se tenga acceso al <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digo_fuente" title="Código fuente">código fuente</a>.</small></span></td> </tr> <tr> <td colspan="4" align="center"><span style="color:blue;"><small>La "libertad 2" hace referencia a la libertad de modificar y redistribuir el software libremente licenciado bajo algún tipo de licencia de software libre que beneficie a la comunidad.</small></span></td> </tr> </tbody></table><br /><br />Y además, la mayoría de las veces, el software libre es <span style="font-weight: bold;">GRATIS</span>.<br /><br />Si usted quiere saber más del tema, puede buscar en los siguientes lugares:<br /><br />Sitio de la <a href="http://www.fsfla.org/svnwiki/">Fundación Software Libre</a>, fundada por Richard Stallman<br />Sitio del <a href="http://www.gnu.org/home.es.html">Proyecto GNU</a>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-38842490778309965362008-10-23T04:27:00.000-07:002008-10-23T04:32:28.419-07:00Una heroína anónima<p style="font-style: italic;" align="left">Este homenaje a mi madre fue publicado en el diario <a href="http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2008/10/19/opinion/OPIN-06.html">El Litoral</a> de Santa Fe</p><p align="left">Esta es la historia de una heroína anónima. Su historia de heroína comienza cuando muere su esposo, al que a todas luces quería con toda su alma: aún luego de cuarenta y tantos años se le llenan los ojos de lágrimas cuando habla de él. No sé cómo hizo para seguir adelante con su dolor; sus hijos eran pequeños. </p><p align="left">En aquellos años era poco común que una mujer se encargara de una explotación agropecuaria, pero ella tomó los campos que su esposo había heredado de sus padres y los manejó con mano de hierro. Sus logros desmentían su pasado como ama de casa y artista, como madre de tres pequeños hijos, que cocinaba como los dioses. Ahora andaba a caballo por los montes, discutía los precios con los duros campesinos y creaba nuevos negocios, todo con un sentido común asombroso, con el afán propio de quien pone todo su ser en algo. </p><p align="left">En aquellos años, toda vestida de negro, se la veía llorar en los rincones y luego arrear el ganado a caballo a despecho del machismo que campeaba hace tantos años y que aún está entre nosotros. No puedo enumerar aquí las cosas que hizo, la cantidad de empresas que acometió, en las cuales tuvo más o menos éxito.</p><p align="left">El mayor de sus hijos tenía catorce años cuando salió corriendo atrás del colectivo que lo llevaría a su casa. Quizás la alegría de haber salido antes del colegio hizo que saliera disparado atravesando la plaza que lo separaba de la parada. En el semáforo estaba detenido un colectivo y tenía la oportunidad de alcanzarlo. Cae cuando trata de subir, el colectivo pisa ambas piernas del muchacho, estando desparramado en el pavimento. </p><p align="left">Sólo habían pasado cuatro años de su viudez, ahora su hijo estaba a punto de morir o de quedar sin una o dos de sus piernas. Quiso lo mejor para él y dejó todo para atenderlo, todos sus negocios, aquello que había edificado con ahínco. </p><p align="left">Puedo hablar de la alegría de nuestra heroína cuando vio que su hijo estaba vivo y no muerto como lo suponía. </p><p align="left">Los médicos aconsejaron la amputación de las dos piernas en el acto para evitar la gangrena y la muerte, pero ella decidió que no tenía que ser así. En esa situación una amiga le trajo la noticia de un nuevo método para tratar estos tipos de accidentes. Esta mujer no dudó en llevar a su hijo a otro sanatorio donde luego de incansables noches en vela y de olvidarse de sí misma logró hacer que este muchacho de catorce años conservara sus dos piernas.</p><p align="left">Una de ellas, la izquierda, le recuerda a su hijo -es decir a mí- su inmenso coraje. No sólo me dio la vida, sino que cuidó mi integridad física a pesar de todo y de todos. Y de paso me dejó una lección vital de tenacidad, fortaleza y voluntad. Valga este homenaje a mi madre: otra heroína anónima.</p>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-52420744762281117452008-09-08T04:44:00.000-07:002008-09-08T04:46:34.455-07:00Cuidado al cruzar la calleEste cuento fue publicado en la revista <a href="http://axxon.com.ar">Axxón</a><br /><br /><p class="pri">Caigo como en esos sueños en los que uno termina despertándose; pero esta caída es larga, muy larga. Por fin abro los ojos y giro la cabeza con dificultad. Siento el cuerpo ajeno.</p> <p>—Gustavo, ¿estás? —<i>¡La voz de mi ex! ¿Qué hace aquí?</i></p> <p>Siento las palmas de las manos pegadas a una mesa que salta y se mueve, golpeando contra el suelo. Hago fuerza para apartarlas pero es imposible, la mesa no se deja de mover.</p> <p>—Rajá de acá, ¿que querés? —me oigo decir.</p> <p>—¿Dónde escondiste la plata?</p> <p>—Ni pienso decirte. —No controlo ni modulo la voz, que suena chillona y agresiva.</p> <p>—¡Gustavo! ¡Decime donde está el dinero! —grita mi ex, roja de ira.</p> <p>Levanto la cabeza y sonrío irónicamente. —No —respondo. Y me quedo mirándola.</p> <p>—Sos la misma basura de siempre! ¡Me cagaste la vida y me la seguís cagando!</p> <p>Ahora además de gritar golpea la mesa con furia.</p> <p>Disfruto del momento un poco más. <i>La hija de puta sos vos, que lo único que te interesa es saber el lugar donde escondí la guita</i>. No puedo sostenerme erguido y los párpados se me cierran.</p> <p>Miro mis manos y veo las uñas pintadas de rojo fuerte. Algo —¿un pañuelo?— envuelve mi cabeza. Abro grande la boca y emito un grito gutural de dolor y de angustia. Siento en mis tripas que no me queda mucho tiempo más allí. En la mesa redonda y de color oscuro veo una hoja de papel y un lápiz; los uso para hacer un dibujo frenético usando trazos gruesos y espasmódicos.</p> <p><i>Espero que la boluda entienda el mapa. </i>Apenas creo pensar eso, me derrumbo sobre la mesa.</p> <p>Imágenes en tropel caen en mi conciencia. Se me cierran los ojos. El cuerpo se sacude con violencia y me siento expulsado hacia la derecha. Asombrado, veo a mi ex sentada frente a una mujer menuda que se convulsiona, tirada sobre la pequeña mesa oscura. <i>¿No estaba yo allí, recién?</i> Quiero volver a mirar mis manos pero no puedo. Algo me tira hacia atrás y hacia arriba.</p> <p>—¡Gustavo, Gustavo! —solloza Viviana, y mira el papel que arrancó de las manos de la mujer de uñas rojas.</p> <p><i>¿Quién me llamó así hace poco? ¡Ah, si!, </i>ahora recuerdo: fue cuando me di vuelta al cruzar la calle y no vi el camión. No me dio tiempo a nada. Qué extraño fue sentir el golpe sin dolor alguno, adormilarse y saber que por fin todo ha terminado; claro que no del todo, sino esa falsa rubia no podría haberme traído de vuelta.</p> <p>—Usted y su marido no se llevaban bien. —oigo decir a la mujer de uñas rojas mientras se acomoda el pañuelo que sostiene su cabello teñido.</p> <p>—Mi EX marido, mi EX marido; y no sabe la vida miserable que me hizo llevar. —Veo temblar a Viviana mientras mira el papel arrugado.</p> <p>—Bueno, bueno: me debe cien pesos, señora.</p> <p>—¿Por cinco minutos?</p> <p>—Claro, pero ahora sabe dónde escondió él la platita, ¿eh?</p> <p>Es lo último que escucho. Mi vieja me dijo siempre lo mismo: "Gustavo, cruzás la calle sin mirar, algún día te va a pasar algo". Tenía razón. Ojalá me encuentre con papá: tengo tantas cosas para contarle.</p> <p>La misericordia del velo de la inconciencia me va liberando. Si me llaman otra vez, no seré tan pacífico.</p>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-78745318787724874492008-04-03T14:30:00.000-07:002008-04-03T15:05:50.330-07:00El vagabundo<span style="font-weight: bold;">Este cuento fue publicado en la revista <a href="http://axxon.com.ar/">Axxón</a><br /></span><br /><br />Miraba a lo lejos el pico oculto tras la bruma de la mañana. Llegaba el fin de su Musha Shugyo, el viaje en el que había probado su valor, habilidades y desprecio por la muerte, venciendo a incontables guerreros en duelo singular.<br /><br />Siempre atento, siempre vigilante, en continuo sanshin, avanzaba paso a paso para<br />llegar al muro de piedra en cuya cumbre casi inaccesible se encontraba el Kami que lo haría invencible.<br /><br />Viejos dolores le recordaban algunos duelos casi perdidos: aún así debería continuar recto y puro como su katana, símbolo de su clase y su rango.<br /><br />Sólo el samurai con el suficiente coraje y decisión podría traspasar el bosque custodiado por el Shogun más feroz, y recorrer luego el larguísimo camino plagado de peligros y absolutamente inhóspito para llegar al comienzo del risco oscuro y sin nombre clavado a pique y en medio de la nieve, con escasísimos puntos por donde escalar.<br /><br />Arriba, en el techo de la montaña, estaba el templo construido siglos atrás por monjes innombrables de quien nadie había vuelto a oír jamás. Eran tres días con sus noches de interminable ascenso por el muro vertical.<br /><br />Se subió a las ramas de un pino para dormir a la manera ninja: inmóvil e invisible. Aún en ese estado cualquier sonido o movimiento lo percibiría: sólo así había podido sobrevivir a sus incontables enemigos.<br /><br />A la alborada se bañó en agua helada en una cascada, sentado en sazen, estático,<br />imperturbable.<br /><br />Luego del mishogi reemprendió la marcha. Todo le pesaba en ese aire diáfano y sutil de la montaña a medida que ascendía y ascendía.<br /><br />La luna llena mostraba su rostro anaranjado en el horizonte cuando llegó a la pared<br />interminable.<br /><br />En un hueco en la roca y de cara al viento helado pasó la noche plagada de voces guerreras y de fantasmas agonizantes.<br /><br />Con el sol naciente comenzó su ascenso. Paso a paso: hiriéndose las manos y pies en las piedras afiladas, sin descanso.<br /><br />Su ropa se rasgaba cuando sus pies o manos no encontraban apoyo o sus músculos agotados dejaban de responder a la voz de su voluntad inquebrantable. Su katana sobre su costado a veces pesaba toneladas; así le recordaba quién era y el camino que había tomado.<br /><br />Descansaba sobresaltado en cornisas misérrimas, bebía la nieve apelotonada en los huecos, comía los pocos líquenes y musgos que crecían en ese ambiente. Pero nada lo detenía de su deseo por ser un guerrero imbatible. El Kami de la montaña le daría el secreto para serlo; eso le habían dicho los monjes en aquel monasterio perdido donde<br />sobrevivían sólo algunos pocos de edades asombrosas.<br /><br />En sus descansos repasaba una y otra vez el rito de acercase al Shomen, los sonidos sagrados a emitir, el momento exacto de sentarse en seiza, de saludar con respeto máximo, de presentar sus armas; cualquier duda o error lo deshonraría y seguramente no obtendría el preciado secreto.<br /><br />Exhausto, llegó al techo donde estaba el templo. Pasó debajo del torii para entrar en el espacio mágico del Kami que esperaba en el Shomen en aquella cueva que se distinguía en el aire diáfano. La entrada completamente limpia emanaba olor a muerte y peligro. Con cuidados extremos se inclinó ante el lugar sagrado y comenzó la larga e intrincada ceremonia.<br /><br />Con cuidado, puso en el Shomen, a modo de ofrenda, el poema que había escrito hace<br />muchos años en sus primeros pasos del Bushido:<br /><br /><span style="font-style: italic;">Quiero ser ese katana que velo de noche,<br />en las profundidades de mi alma.<br />Brillante katana de acero mordaz y fuerte:<br />Corta las tinieblas para que vea la luz.<br />Paso a paso lustro su filo,<br />minuto a minuto se adapta a mi brazo,<br />me hago uno con él.<br />Me preparo para ese último acto imponente.<br />Me preparo para la lucidez azul.<br />Me preparo para no dudar un momento.<br />Cortar sin dudar mi duda, en mi acto final,<br />fatal.<br /><br /></span><br /><br />Su cuerpo dolorido y extremadamente cansado apenas se sostenía sentado en actitud<br />meditativa. El dolor de heridas y raspones en todo su cuerpo, el hambre y la sed, apenas lo dejaban continuar inmóvil; pero una vez terminada la ceremonia sería un guerrero perfecto.<br /><br />Cae la noche y el Kami permanece mudo, no aparece ante sí para enseñarle sus secretos. Su imagen no se mueve para mostrarle los movimientos exactos.<br /><br />El vagabundo revisa una y otra vez el rito ejecutado, sin encontrar falla alguna. Su<br />impecabilidad lo llevó hasta allí; y su obediencia total de samurai le hace emprender el regreso sin una queja.<br /><br />En ese momento, una vibración mínima en el aire hace que desenvaine, cortando para quedar en guardia: sonido de acero que sale volando de la vaina, brillo fugaz lunar en la hoja afilada con miles de filos, corte a algo oscuro e informe, exhalación del aire contenida.<br /><br />Una cabeza con ocho ojos y cerdas lo mira con ojos negros y brillantes como la noche que cae: una cabeza separada limpiamente del cuerpo enorme que se desploma sobre sus ocho patas. El katana no está teñido de rojo, sino de alguna clase de fluido pringoso y transparente.<br /><br />Sacude el katana en chiburi luego de cortar en dos el cuerpo y permanece atento. Silencio.<br />Enciende una vela en medio de la noche para observar a su enemigo: cerdas negras sobre el cuerpo negro, mandíbulas poderosas ávidas de sus jugos corporales y atrás, en un recodo, incontables cuerpos resecos y mohosos de quienes han buscado el mismo secreto que él ahora se lleva: Lo sabía, si había un guerrero a quien el Kami de los ocho ojos de la montaña inaccesible le debía el secreto de la invencibilidad absoluta, ese guerrero era él.<br /><br />Ahora sí, enfunda su arma con precisión y calma absoluta: es hora de emprender el regreso.Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-26812125335714617.post-27321355883265469212008-04-03T14:08:00.000-07:002008-10-23T06:27:35.052-07:00La santita<span style="font-style: italic;">Relato que no tuvo la suerte de los otros de este blog. Por alguna razón no lo publican. Sin embargo, porque lo quiero mucho, le doy un espacio aquí porque se lo merece.</span><br /><br />Era una de esas típicas reuniones familiares. La diferencia era que había bebido tinto más de la cuenta. Los ojos se me cerraban de a poco y escuchaba a lo lejos las conversaciones.<br /><br />Estábamos todos en el comedor, el calor apenas comenzaba en esa primavera.<br />El viento del norte entraba por la puerta de madera abierta.<br /><br />Esa puerta me hacía rememorar a las casas que hay en el campo y eso agregaba otro motivo para sumergirme en la nostalgia.<br /><br />El mantel blanco sobre la mesa, la torta de cumpleaños, las voces de los chicos, todo se confundía en mi mente y escuchaba lejanos sonidos, música y conversaciones.<br /><br />No se porqué me deprimía estar allí, quizás la diferencia entre lo que queríamos cuando jóvenes y lo que vivíamos ahora.<br /><br />¿Dónde había quedado todo aquello? La risa fácil y la alegría desbordante, la urgencia de la sangre, la sensación de que todo era posible; la conquista de ese mundo que los adultos evidentemente no comprendían.<br /><br />Ya no importaba, el vino había borrado todo y me hundía en su vaporosa magia. Cuando me hablaban, simplemente sonreía y a cambio recibía una palmada de afecto que era suficiente para mí.<br /><br />Todos reían y brindaban y yo aprovechaba la ocasión para beber un poco más. No se en realidad si alguien se había dado cuenta de mi deplorable estado, pero como buen beodo eso en ese momento me tenía sin cuidado. Además había descubierto que a mi esposa le importaba poco si bebía o no, parecía a mi pesar que para ella era lo mismo. Otras veces había esperado un escándalo cuando quedé totalmente borracho, pero ella ni siquiera se molestó en señalar el hecho. De modo que ahora, cada vez que tenía la oportunidad o estaba aburrido me dedicaba a beber, a veces para mitigar el hastío otras veces para probar si la teoría acerca de mi esposa era correcta.<br /><br />De pronto mi alegre anfitriona se me acercó con una sonrisa. Vi con los ojos entrecerrados sus labios pintados de rosa fuerte. Con la alegría de siempre me convidaba con un pedazo de torta.<br /><br />Aunque la torta no es de mi agrado (de pronto, como producto de la adultez me dejó de gustar) acepté porque noté que para ella era importante. Estaba vestida para la ocasión, una blusa color negro muy bonita que resaltaba sus ojos color miel y el cabello color dorado le quedaba mucho mejor tono del que tenía anteriormente, el cual francamente no me gustaba.<br /><br />Se sentó a mi lado con cuidado, Con el paso de los años había engordado, eclipsando la belleza que aún poseía. La miré cuidadosamente porque tenía la certeza de que me quería decir algo.<br /><br />Miraba las zapatillas que evidentemente no estaban en armonía con su blusa y su pollera, pensaba que no tenía otro remedio que usar ese calzado, porque el agotamiento que le hubiera producido el estar parada con zapatos hubiera transformado su labor en un suplicio. En medio de esas reflexiones sentí su mano en mi hombro como para llamarme la atención, así que me erguí en la silla para despabilarme.<br /><br />-¡Ay! ¡No sabés lo que me pasó! -Me dijo de pronto acercándose, mirándome directamente a los ojos.<br /><br />-Contame por favor -le dije aburrido, queriendo que termine pronto para seguir tomando.<br />-El otro día me sentía muy mal, pero muy mal, entonces me recosté porque ya no daba más, cuñado.<br /><br />Hice un esfuerzo supremo para abrir los ojos. Ella se acomodó en la silla y prosiguió cuando vio que yo estaba atendiéndola.<br /><br />-Me dolía toda la espalda, no podía ni caminar, cuñado.<br /><br />Asentí con la cabeza mientras pensaba que con el peso que ella tenía y el esfuerzo de estar parada muchas horas por día seguramente tenía que dolerle.<br /><br />-¿Y entonces? -Le pregunté.<br />-Me recosté, lo que nunca, vos sabés que yo siempre ando de aquí para allá, cuñado. Creía que no me iba a poder levantar más.<br />-Claro, claro -le dije para que terminara con su relato.<br />-Estaba con los ojos cerrados cuando vi como una luminosidad en la pared, abrí los ojos y había como unas nubes, ¿viste como las imágenes de las iglesias, que las Vírgenes flotan sobre ellas? Nubes amarillitas, formando una corona -dijo mirando hacia arriba, como implorando.<br /><br />Yo asentía con la cabeza ya con la certeza de que estaba soñado o el dolor le había producido alguna clase de alucinación. Miré la pared de su pieza observando las manchas que se forman con la pintura de color amarillo claro, no tuve problemas en concluir que la forma de esas manchas seguramente habían trastocado su percepción.<br /><br />-Pero -prosiguió, ¡en medio de esa nube apareció una nenita que yo conozco! ¡Vestida de Primera Comunión, cuñado! Y era la hija de una clienta mía.<br /><br />En ese momento el relato comenzó a capturar mi atención, me incorporé en la silla, sacudí los poderosos efectos del vino en caja que aplacaba mi aburrimiento y me dispuse a escuchar. Ella percibió de inmediato mi cambio de actitud, de modo que se sentó mejor y se pegó un poco más a mí. Sí, ella quería relatar su historia.<br /><br />-Bueno, y ¿qué pasó? -Le pregunté genuinamente interesado.<br /><br />-Se me acercó, cuñado, te digo la verdad, yo había estado pensando en ella, porque ya debería haber tomado la Primera Comunión y no se porqué me vino a la mente. Me puso la mano en la frente y me dijo: "No te preocupes, ya se te va a pasar" y se fue por la corona de nubes, cuñado. ¿Y sabés qué?<br /><br />-No, cuñada, qué<br />-¡Se me pasó todo!<br /><br />Pensaba como decirle que para mí había sido un sueño, que no le diera tanta importancia. De pronto sentí sus dedos en mi antebrazo, el relato no había terminado. Ella había notado que el sopor etílico estaba de nuevo haciendo efecto en mis sentidos, de modo que con esa breve maniobra me despabiló.<br /><br />-La nenita estaba vestida toda de blanco, como una novia, cuñado. Vino caminando lento por las nubes, el pelito para atrás, con un moño blanco hermoso, tenía las manos juntas. ¡Ah! El vestido era de piqué cuñado, hermoso. Y los zapatitos, como los de una princesa, con un taquito chiquito que la hacían un poquito más alta. Cuando se me acercó sentí un perfume de azahares. Una novia o un ángel... No sé cuñado. Era como que flotara delante mío, como si caminara por la luz que salía de esa corona de nubes, la pobrecita.<br /><br />¡Como odio esa palabra: "pobrecita"! Me acomodé en la silla como para que no notara tanto ni mi sopor ni mi enojo. Claro que me costó, pero con un esfuerzo superé, creo que con sutileza, el mal momento.<br /><br />-La semanda pasado, cuñado, me la encontré a mi clienta, hacía mucho tiempo que no la veía y le conté lo que me había pasado. Y la pobre señora se puso muy triste, cuñado ...<br /><br />Estábamos en la vereda charlando, le contaba lo que me había pasado, y me di cuenta de que se ponía mal porque los ojos se le volvieron brillosos, además empezó a refregarse las manos. ¡Vos sabés que casi se pone a llorar, cuñado!<br /><br />-¿Porqué se puso triste? <span style="font-style: italic;">-Debería haberse puesto contenta-,</span> pensé para mis adentros.<br /><br />-Es que la nenita se murió el día antes de la Primera Comunión ¡para colmo!<br /><br />-¿Cómo? -pregunté apoyando los brazos sobre la mesa.<br /><br />-Sí, cuñado ¿y sabés lo que me dijo la señora? Que se le aparece a todos los que se acuerdan de ella y a veces como a mí los alivia si tienen algo que les duele, ¿qué te parece, cuñado? Vos sabés que me llevó a su casa, y cuando entro, ¡casi me desmayo, cuñado! Había una foto de la nenita igual igual como la ví yo.<br /><br />-La señora me dijo que esa foto se la había sacado antes de la Primera Comunión porque cuando estaba planchando el vestido, tuvo un mal presentimiento. Sintió un dolor en el pecho, como una angustia, así que llamó al fotógrafo. Me dijo que su consuelo era que su hija se había podido poner el vestidito.<br /><br />-¿Y a que no sabés qué cuñado? Era el mismo vestidito que tenía cuando la ví, con el moño blanco, los zapatitos, las manos juntas.<br /><br />-Entonces cuando vos la vista, estaba muerta, ¿no? -Le pregunté para que siguiera hablando.<br /><br />-Si cuñado, aparte esa nenita es una santa, todos van a su tumba a podirle cosas. Ya hay colas de gente, ¿y sabés una cosa? ¡Ya hay plaquetas de agradecimiento pegadas en la tumba! Pero yo no sabía nada cuñado, ¡te lo juro! ¿A vos que te parece?<br /><br />Me quedé mascullado acerca de las leyendas populares. Quizás era el testigo del comienzo de una donde estaban todos los ingredientes: la fe, la tragedia, el milagro, la inocencia, la pureza. Me quedé mirando a mi cuñada y su expectativa con la que esperaba lo que iba a decir.<br /><br />-Cuñada, que suerte que la invocaste para que te ayudara -le dije sonriendo.<br /><br />Cuando vi su sonrisa y cómo se levantaba con rapidez para seguir atendiendo a sus invitados me dí cuenta que había acertado en mi comentario.<br /><br />Me quedé mirando la pared de marras. La veía desde donde estaba sentado. La cabeza me pesaba. No sé que fue, si la influencia del alcohol o de la historia pero de pronto vi en medio de las manchas de la pared una luminosidad sutil. Me preguntaba si en medio de esa luminosidad saldría la santita, claro que yo tenía mucho más escepticismo que mi cuñada, sin embargo me quedé atento al fenómeno. La luz me hizo entecerrar los párpados era como la luz de los soles de noche: esos faroles a kerosene que se encienden en el campo y que parecen cortar la oscuridad de una forma brutal como con un cuchillo. No vi nada, lo confieso, sólo sentí un roce suave de una mano enguantada de blanco. Cuando abrí un poco más los ojos, la luz era cegadora. Como si todo mi cuerpo temblara.<br /><br />-¡Marido! ¡Marido! -Me sacudía mi esposa, estaba lista para irse y creía que estaba dormido.<br /><br />Me levanté pesadamente, trastabillando un poco. Saludé a todos con la mayor cortesía que me permitía mi estado. Allá atrás quise ver a la santita moviendo su mano enguantada en señal de adiós.Gustavohttp://www.blogger.com/profile/13891188848835636216noreply@blogger.com1